Revista Cultura y Ocio

Bertín con bertín, igual pero no lo mismo

Por Francisco Enrique Perez Ruiz-Poveda @PATXIPE
BERTÍN CON BERTÍN, IGUAL PERO NO LO MISMO
Bertín Osborne en una especie de doble tirabuzón sin red, en su programa de ayer, de “Mi casa es la tuya” (http://www.mitele.es/programas-tv/mi-casa-es-la-tuya/temporada-1/programa-9/), de la Cadena Alegre, se descolgó de la normalidad,  invitándose a sí mismo.


Utilizaba para ello al humorista Javier Quero, que estos días ha estado envuelto en plena polémica por haber intervenido en una imitación en el programa “Late motiv” de Buenafuente (https://www.youtube.com/watch?v=6VLyk9ep5qc), en el que imitándole al mismo Bertín, en un personaje llamado “Bertín Bertón” entrevistaba al mismísimo Hitler encarnado por un tétrico David Fernández (más conocido como el eurovisivo Chikilicuatre). Esta entrevista, la del programa de Buenafuente, se supone que recreaba, en tono de humor negro, unas declaraciones del Señor Osborne, en el que tras ser preguntado a quién le hubiera gustado entrevistar, debió, según parece, contestar que al mismísimo Hitler.

Al parecer al Señor Osborne no le debió de hacer ninguna gracia ese sketch, pero tras algunos dimes y diretes, el cantante madrileño parecía querer zanjar la polémica, invitando a su programa al personaje, aunque en el efecto era éste quien invitaba al verdadero Bertín.
Sin embargo, no es lo mismo el continente que el contenido. Una cosa es invitar a Javier Quero para que le imite, y otra cosa lo que decía. Y en realidad éste Bertín ha sido políticamente correcto, y el Bertín verdadero y el de la imitación en el programa de Buenafuente no lo son.
En un personaje es muy importante el guion, el contenido, y en los pocos minutos que duraba el sketch en Late Motiv desmontaba a un Bertín Bertón con más peligro que una escopeta de feria.
Si Bertín quería fumar la pipa de la paz, en realidad no lo ha conseguido, porque los ingredientes de la pipa habían cambiado, y en lugar de hierba apolíticamente incorrecta cosechada por el equipo de Buenafuente, era, el del programa de Bertín, té británico con una hora de diferencia en el continente y en el contenido.


Vaya por delante que a este vecino del mundo, Bertín Osborne le cae muy bien, siempre respetando el cómo es. Y él es tan irrespetuoso como una película de Don Paco Martínez Soria, vista con los ojos de hoy, y no del tiempo que se hizo. Y es que Bertín se desenvolvería a sus anchas, y aún así lo hace hoy en día, en la filosofía de los años setenta.

Un personaje de Martínez Soria cuando su hija se echa un novio, si es de color, dirá que es negro, y hará un par de chistes. Y Bertín es así, juguetón. El problema quizás es que luego él no respeta el humor en contra. Aunque como él reconoce en el programa de ayer mismo, y es verdad, a los cinco minutos se le ha olvidado, y se ríe, y eso, la risa,  siempre es muy sana.
De todas maneras, Bertín, si con el programa de “Bertín invitando a Bertín” era una especie de metáfora para decir “pelillos a la mar”, en la imagen que siempre hemos tenido de ti, hubiera sonado mucho más simpático y real “pelillos a lamer”. Porque el personaje de ayer era igual, pero no lo mismo.*CUADRO (PARA EL PROGRAMA): DE FERNÁNDEZ HURTADO.
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