La foto se hizo remera y, también, tapa de su biografía autorizada. Ahí está, Matías Almeyda, con la camiseta de River adherida a sus labios. La besa con alma y vida en la Bombonera. Se rebela ante la derrota contra Boca 2 a 0, el arbitraje polémico de Patricio Loustau y los insultos de los hinchas locales. El Pelado muestra orgulloso su piel millonaria. ¿Qué sintió por sus vísceras en ese momento? ¿Qué siente, más de un año después, al observar esa postal? “Hoy miro esa foto que tengo colgada en un cuadrito de mi casa y sigo viendo la desesperación y la angustia del momento. Ahí me di cuenta de que íbamos a jugar la Promoción”, cuenta el DT en las páginas de su libro. Y con los gritos xeneizes aún en sus oídos, vuelve a dejar en claro su sentimiento por River y le pone punto final a ese recuerdo: “Me salió como una forma de protesta. Lo que quise mostrar besándome la camiseta es que yo podía irme de la cancha, pero que a mi club lo llevaba en el corazón. Que lo vieran bien”.