Hay personas que buscan la suerte y los sueños sentados. Esperan mientras otros luchan, arriesgan y viven en una constante ciudad del Clímax. Supongamos que Climax está en el estado de Nevada, al borde de lugares destellantes de cajas tintineantes y luces danzantes como Las Vegas o Reno. Y en ella viven personajes como Orville Spooner (Ray Waltson) y su ambicioso amigo Barney (genial y olvidado Cliff Osmond) que en cuanto ven llegar la suerte por azar y personificado en el famoso cantante Dino (Dean Martin) no se lo piensan dos veces y atrapan con su remolque la oportunidad. La oportunidad por hacer, cual rey Midas, de la música oro.
El neurótico profesor de piano Orville apenas se da cuenta de la lucha por conquistar la fama y los dólares que brillan en los ojos de Barney. Sigue alterado, ciego de celos y preocupado por perder la única suerte que tiene en vida: su mujer Zelda (Felicia Farr). Mientras suena Für Elise de fondo y persigue a cualquier posible seductor, Barney artimaña un maquiavélico y delirante plan para convencer al astro Dino de comprar sus canciones. Y en ese plan, Orville debe fruncir los cejos y redefinir términos como suerte o sueño. Dudar si vale la pena apostar lo más querido. Seguir el American Dream o el propio. Y descubrir el significado que late en el título de esta película al final del celuloide: Bésame, tonto.

Sentados en el sofá amoroso, buscan sus sueños: Dino, Orville y Ponny.
Bésame, tonto (Kiss me, stupid, 1964) es una de esas joyas olvidadas y que solamente podían ser talladas por un genio como era y es Billy Wilder. Una comedia que rinde homenaje a la música del momento, al jazz sincopado con swings y cha cha chás, al sedante canto de Nat King Cole, Tony Bennett o del propio Dean Martin. Pero también a aquellas noches mágicas y que nadie es capaz de vaticinar, a los momentos inflados de insomnio donde las vidas se cruzan, se intercambian identidades y se cumplen por unas horas sus sueños perseguidos y casi olvidados. Wilder nos hace reír, ruborizar -cuando aparecen las siluetas de Polly (Kim Novak)- pero ante todo reflexionar. De nada serviría desentrañar el ovillo de gracejo si no albergara una mordaz crítica a ese mundo del Highway del consumo, donde no hay tiempo para encender cigarros con cerillas ni televisiones que entretengan al más animado papagayo.Y también plantea, con sus dos personajes principales y Dean Martin huyendo al patetismo, la patología que padece esa galaxia de la música y la fama. ¿Son las estrellas y la fama el verdadero sueño americano?
En suma, Bésame tonto es una película que desnuda las noches donde todo gira. Es partir y llegar, perderse y encontrarse dentro de un delirio hilrarante.Ríanse y descubran quién evoca esa imposición de ilusión y optimismo: Kiss me, stupid.
Título: Bésame, tonto
Año:1964
País: U.S.A.
Dirección: Billy Wilder
Guión: Billy Wilder, Anna Bonacci, L.Diamond
Música: André Previn
Fotografía: Joseph Lashelle
Reparto: Ray Waltson (Orville Spooner), Dean Martin (Dino), Felicia Farr (Zelda), Kim Novak (Ponny), Cliff Osmond (Barney).
Productora: The Mirisch Corporation / Phalanx Productions / United Artists