Revista Salud y Bienestar
Un
estudio holandés analizo a 21 parejas con el fin de asociar los
perfiles microbiológicos en saliva y lengua con los hábitos de
besos. Los científicos encontraron que un beso puede transmitir hasta
80 millones de bacterias. Estos estudios de transmisión se han
realizado no solo en parejas, sino entre padres e hijos; así, por
ejemplo, se ha evidenciado que cuando un hijo tiene un patógeno
periodontal, alguno de sus progenitores lo tiene, aunque la mayoría
de los hijos de pacientes con periodontitis no tiene esos patógenos.
Incluso, esta transmisión de patógenos periodontales se ha
analizado y encontrado entre hermanos, entre compañeros y
curiosamente, entre mascotas y sus dueños. Todos estos datos
sugieren que, sin duda, la saliva incluyen grandes cantidades de
bacterias, incluidos patógenos periodontales, que se intercambian en
un beso. Esas bacterias no colonizan fácilmente la cavidad bucal de
la otra persona, pero si el intercambio de bacterias es repetido en
el tiempo por ejemplo, en la convivencia algunas de esas bacterias sí
son capaces de colonizar de forma estable la otra boca. Eso puede
ocurrir con los denominados patógenos periodontales, lo que podría
incrementar, a largo plazo, el riesgo de que se desarrolle
periodontitis en la persona receptora, si se concitan y confluyen
otros factores de riesgo.