Vaya engaño. Cine indie en su máxima expresión, pero intentando jugar con los sentimientos encontrados del espectador. Por una parte el dramatismo de la situación natural, de la vida en si misma, y de la dureza de una enfermedad, y por otra la vigorosidad de la vida lejos de las grandes urbes, una oda al crecimiento emocional y a la superación de las adversidades. Todo esto para tocar la fibra, pero de una manera forzada, antinatural y ficticia (lo de los toros esos es horrible y ridículo). Técnicamente, soy un gran defensor del aspecto pseudo documental, pero aquí es innecesario. Y de la actuación de la niña, decir que no tiene nada de especial, absolutamente nada. 90 minutos muy largos.
Mi Puntuación: 4.8