Revista Deportes

#betisleaks: el expediente saz (iii)

Publicado el 03 marzo 2016 por Carlos Romero @CarlosRomeroSFC

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Saltamos a 1963, una temporada irregular del Real Betis Balompié, como tantas otras, entonces presidido por Benito Villamarín.

El comienzo de la Liga fue desastroso, con tres derrotas consecutivas ante Real Madrid, Barcelona y CD Málaga. Tras perder por 2-1 en Zaragoza, el entrenador Fernando Daucik es cesado, sustituyéndolo el preparador físico Ernesto Pons.

Una derrota en Córdoba en la jornada 26 enciende todas las alarmas, con el equipo decimotercero, en puestos de promoción, con 22 puntos, a uno de su inmediato antecesor en la tabla, curiosamente, el Sevilla F.C.

Para colmo el calendario, dos jornadas más tarde, señalaba un duelo dramático en el Luis Sitjar, ante el Mallorca, también implicado de lleno en la lucha por mantener la categoría.

En la previa de esta difícil salida, Benito Villamarín hace unas insólitas y llamativas declaraciones a la prensa, en las que se mostraba tremendamente seguro y confiado de la victoria, al punto de que meses después se las recuerdan en una entrevista publicada en el diario Sevilla:

“-¿Por qué hizo aquellas declaraciones tan valientes a mi compañero Emilio Vara, antes del partido con el Mallorca, en las que afirmaba que el Betis ganaría, como así sucedió?

-Tenía confianza en los jugadores, pues yo como presidente no juego en el campo, ni ninguno de España…”

La crónica de la Hoja del Lunes refleja la superioridad bética en terreno bermellón, facilitada por un gol tempranero que llenó de nervios al equipo local. La verdad es que los béticos tenían algunos buenos jugadores como Ansola y Luis Aragonés. Además, el Mallorca perdió pronto a uno de sus puntales, Doro, lesionado en el minuto 20 de partido, por lo que hubo de jugar en inferioridad numérica el resto del encuentro. Aquí reproducimos el relato periodístico:

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No obstante, llama la atención el apartado de la crónica referido a la actuación del colegiado:

“Arbitró el señor Saz, regular, con mucha desorientación.”

Acudimos a otra fuente, en este caso, El Mundo Deportivo, para corroborar este dato:

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“Arbitró el colegiado catalán Saz, el cual realizó un arbitraje con muchas rarezas, con gestos y decisiones inexplicables, si bien no influyó en el resultado”.

Nos congratulamos de que, a juicio de este cronista, el árbitro no influyese en el resultado, aunque no deja de preocuparnos su extrañísima actuación: “mucha desorientación”, “muchas rarezas”, “gestos y decisiones inexplicables”.

¿A qué se debería el estado de nervios del juez del partido de Mallorca? ¿Es que había algo en juego distinto de la lucha por la permanencia? ¿A qué le tenía miedo Saz?

En ABC de Sevilla, barriendo para casa, se pasa de puntillas sobre la actuación arbitral, que se califica como “discreta, en líneas generales”. Sin embargo MARCA, de la mano de su corresponsal en Mallorca, AVESPA, titula la crónica con un llamativo “Lamentable espectáculo”, y nos deja lindezas como las siguientes:

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“El Mallorca, en su tarde desgraciada y desacertada, careció de poder y de moral para hacer el milagro que las circunstancias le exigían, una moral que de propina fue sistemáticamente mermada por el juez”.

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Saz perjudicó sistemática y desmoralizadoramente al Mallorca hasta que el encuentro estuvo decidido a favor del Betis. El público le mostró tan inútil como reiteradamente su repulsa por su “faena”.

Ni que decir tiene que el Mallorca acabó con sus huesos en la Segunda División, tras caer en la promoción de la que pretendía huir frente al Betis, ante el Español de Barcelona.

Parece que Saz sabía lo que se hacía.

Lucas Saz Olmedo era un colegiado perteneciente al Colegio catalán, cuyas estadísticas pueden consultarse en el siguiente enlace de la página BDFÚTBOL. El de Mallorca sería su último partido en Primera División.

Al Real Betis Balompié le había arbitrado en otras diez ocasiones, fundamentalmente en partidos celebrados en la zona levantina, con un balance no especialmente llamativo, malos resultados contra equipos grandes de la época (Valencia, Zaragoza) y buenos contra equipos de similar nivel (Elche, Murcia, Osasuna, Valladolid).

Contra este último, por ejemplo, encontramos una crónica, digamos que curiosa, en ABC de Sevilla del martes 16 de octubre de 1962, tras un 2 a 2 en Heliópolis, con la siguiente crítica arbitral:

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“Árbitro: Sr. Saz Olmedo, del Colegio catalán, que realizó un mal arbitraje. Se inclinó hacia el equipo local, porque para él era lo más cómodo, y concedió el segundo gol del Betis, que había sido obtenido en fuera de juego de Luis y Senekowitsch, no obstante de las repetidas señales que le hacía el juez de línea. A pesar de su caserismo, convirtió bonitamente en penalti un tanto que ya había logrado el Betis: el primero. En resumen, en su ‘cómoda labor’, merece un cero grande”.

O esta otra, también de ABC de Sevilla, del martes 7 de noviembre de 1961, correspondiente a un partido bético en Oviedo, firmada por el periodista local Manuel Paredes, que actuaba como corresponsal:

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“Es cierto, sin que en mi afirmación haya localismo alguno, que el incapacitado señor Saz no sancionó irregularidades cometidas en el área (…) Con semejante tara, el Oviedo se vio frenado y mermado de posibilidades”.

“El señor Saz, árbitro el encuentro, salió protegido por la fuerza pública”.

Terminamos este pequeño repaso con la crónica de la victoria bética por 1 a 3 en Altabix, y los extraños acontecimientos que empiezan a pasar desde que el Elche empata a uno, neutralizando el gol bético inicial. Esto dice el ABC de Sevilla del martes 16 de febrero de 1960:

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“El arbitraje fue desdichado desde el principio, perjudicando a ambos equipos, pero más al Elche

(…)

Un minuto sólo después [del empate ilicitano], el árbitro expulsó a Laguardia, ante la sorpresa de todos, incluido el Betis, y sin motivo aparente alguno. Luego, en la caseta, reconocería su exceso de rigor y su equivocación.

Sin embargo, lo interesante, no son todos estos datos, más o menos anecdóticos, pese a su elocuencia.

Saz era un personaje muy conocido en Sevilla desde hacía más de una década. Más que conocido, era un personaje imposible de olvidar, particularmente por la parroquia sevillista.

Y además, fuera del ámbito futbolístico, Lucas Saz tenía otras conexiones con nuestra ciudad que se han mantenido ocultas y desconocidas hasta la fecha. Unos lazos que quizás puedan explicar el trasfondo de lo sucedido en uno de los episodios más amargos y tristes del fútbol sevillista de todos los tiempos.

… Continuará.

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