Las ciudades de la India tienen algo especial, aunque a veces sea algo especialmente siniestro. Es el caso de esta ciudad del estado de Rajastán, Bhangarh, donde se dice que los fantasmas siguen vagando y por ello no se deja entrar a nadie entre el atardecer y la salida del sol.
Bhangarh fue fundada en 1573 por el rey Bhagwant Das como residencia para su segundo hijo. Al principio era solo un palacio, pero fue creciendo hasta convertirse en una ciudad, con monumentos y templos dedicados a dioses y reyes. Después de la crisis del imperio mogol en el siglo XVIII, la ciudad fue abandonada y quedó en ruinas.
Hay varias leyendas sobre los fantasmas que rondan la ciudad abandonada. La más conocida habla de Baba Balanath, un asceta que vivía en este lugar cuando el gobernante Madho Singh quiso construir un palacio. El asceta le puso una condición: que la sombra del palacio no cubriera nunca su lugar de meditación. Aunque Madho Singh cumplió esa condición, su arrogante nieto Ajab Singh expandió su palacio hasta tapar la morada de Baba Balanath. El asceta, entonces, maldijo la ciudad y a sus gobernantes, desencadenando una serie de extrañas desgracias que forzaron el abandono. Algunos dicen que él se quedó y que está enterrado en algún lugar de la ciudad.
Otra leyenda habla de un mago llamado Singhia, que estaba enamorado de la princesa Ratnavati. Un día la vio comprando aceite y lanzó un hechizo de amor sobre el líquido; sin embargo, ella lo descubrió y arrojó el aceite al suelo, que al caer se transformó en una piedra y aplastó a Singhia. Con su último aliento, el mago maldijo a la princesa, que murió al año siguiente. Algunas personas creen que la princesa se reencarnó y esperan su regreso a la ciudad para que el maleficio se rompa. Pero mientras tanto, los fantasmas (o al menos sus leyendas) siguen vagando por Bhangarh.