Bi anai: Dos hermanos (Imanol Rayo, 2.011) - VOSE
Ficha:
Título Original: Bi anai (Dos hermanos).
Director: Imanol Rayo.
Guionista: Imanol Rayo.
Intérpretes: Bingen Elortza, Aitor Koteron, Kandido Uranga, Amaia Lizarralde, Klara Badiola, Loreto Mauleón, Ohian Lopetegi, Mariasun Pagoaga, Patxo Tellería, Patxi Santamaría, Íñigo Lizarralde.
Productor: Beñat Ibarbia.
Fotografía: Javier Agirre Erauso.
Música:
Montaje: Guille Sánchez Mahave.
País: España.
Lugares de rodaje: Lesaka, Zubieta, Ituren, Artikutza y Zudaire (Navarra).
Año: 2.011.
Duración: 99 minutos.
Edad: No recomendada para menores de 7 años.
Género: Drama.
Distribuidora: Orio Produkzioak, S. A.
Estreno: 11-11-2.011.
WEB Oficial: Web Oficial de la película en España.
Espectadores: 3.477.
Recaudación: 19.057,44 €.
Calificación: 5,802.
Sinopsis:
Basada en la novela homónima de Bernardo Atxaga. Ante la muerte de su padre, Paulo, el hijo menor, tendrá que hacerse cargo de Daniel, su hermano deficiente.
Comentario:
El escritor Bernardo Atxaga ya vio como su novela más reconocida, "Obaba", era llevada al cine por Montxo Armendáriz. Ahora, el autor observa como otra de sus novelas llega a la gran pantalla de la mano del debutante Imanol Rayo. Presentada en San Sebastián, "Bi anai" cuenta la historia de Paulo, obligado a cuidar de su hermano deficiente después de la muerte del padre. Paulo verá alterado su día a día con la aparición de una joven que ronda los alrededores de su hogar. El sacerdote del lugar se verá involucrado en la historia.
Crítica:
12-11-2.011 – ANTÓN MERIKAETXEBARRIA
Hermanos de sangre
No tiene nada que ver con "Todavía sin nombre" (1.986), el excelente mediometraje del cineasta durangués José Julián Bakedano, basado en un relato de Bernardo Atxaga y protagonizado por dos hermanos, este "Bi anai" del debutante realizador pamplonés Imanol Rayo, interpretado asimismo por dos hermanos: Paulo, el hijo menor de la familia, tras la muerte de su padre, debe hacerse cargo de Daniel, su hermano mayor, disminuido psíquico. Lo cual da paso a un filme intimista, filmado con tiralíneas por el bisoño realizador, más preocupado en componer planos de cierto impacto visual que por extraer todo su jugo emocional y psicológico a un cuento de una lentitud exasperante.
El argumento suena mejor que su plasmación en imágenes, que quedan ahogadas por la acumulación de elementos dispares. Predominan los aspectos ambientales, las composiciones lumínicas, los detalles estetizantes, sobre los elementos dramáticos. Ésta ya de por sí forzada mezcla no guarda la exigible coherencia con la premisa argumental. Por eso la película se estanca y el guión, sin una mínima estructura, va dando tumbos hasta un final previsible.
Empeñado en la captación de un mundo bucólico, casi idílico, su autor yerra al pasar por alto la cruda realidad, lo que ocurre ahora mismo en nuestro entorno vital, político y social, inmersos como estamos en un país que, de algún modo, me recuerda a aquel avispado mexicano cuando decía: «Virgencita, virgencita, no te pido que me des, pero ponme donde haya». Basta echar una ojeada a la prensa y a los medios de comunicación, en general, para comprobar que esto es así. Pero el realizador se dedica a otra cosa: embrolla las situaciones y se revela a la postre ingenuo en las acciones y reacciones de los angelicales personajes. En cualquier caso, a mil leguas de todo realismo, radicalmente instalado en el ámbito de la narración poética, "Bi anai" es un filme de modesto perfil que sólo admite espectadores definitivamente cómplices.
