Revista Cultura y Ocio
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Esta mañana he despertado con una noticia que me ha provocado diferentes sentimientos. Por un lado, he sentido sorpresa; por otro alegría y tristeza a la vez.
La noticia versaba sobre una biblioteca a prueba de bombas que han construido en Siria. Si os soy sincera la noticia es de hace unos días y no sé el tiempo exacto que lleva en pie, por así decirlo.
Lamentablemente las guerras solo traen destrucción, aniquilación y pobreza. Me ha dado mucha pena conocer que son necesarias este tipo de edificaciones; pero como os decía, me ha producido una alegría enorme saber que toda esa sabiduría no va a desaparecer; al menos no de momento. Una de las primeras imágenes que se me ha venido a la mente es la de la biblioteca de Alejandría. La cantidad de conocimiento jamás recuperado... Nunca conoceremos algunas obras que allí se guardaban y que desaparecieron. Muchas de ellas eran de gran valor entonces; con lo que ahora serían verdaderas joyas de valor incalculable.
Volviendo al tema. Me ha gustado saber que una civilización, que puede considerarse la cuna de la Humanidad, quiere que su legado, su historia, su cultura... permanezcan a pesar de la masacre y el mal hacer de la especie humana. Según he leído, en ella se guardan ejemplares de El Quijote traducidos al árabe y muchos otros libros que gracias a esta decisión podrán leerse de generación en generación.
Si siglos atrás, alguien hubiera puesto más empeño, interés o sentido común, no hubiéramos perdido la cantidad de sabiduría destruida.
Si la Inquisición, los nazis y otros sectores no hubieran hecho de las suyas, en nuestras bibliotecas dispondríamos de ejemplares que jamás podremos disfrutar.
Sólo me queda agradecer y admirar a todos aquellos que han hecho posible que esos libros no se pierdan. Las generaciones venideras lo agradecerán.