A mitad de camino entre el signo mudo y el susurro de unas metáforas casi vacías, el edificio de Perrault ocupa un puesto destacado entre las grandes obras que Paris ejecuto en los últimos veinte años.
La Biblioteca François Mitterrand, y el nombre resulta elocuente, fue inaugurada en 1998 como ambiciosa punta de lanza proyectada sobre dos frentes: uno, domestico, orientado a desmantelar un viejo barrio industrial y convertirlo en residencial y el otro, europeo, destinado a continuar la escalada de megaproyectos culturales tendientes a mantener a la capital francesa en el epicentro de la escena continental.
El proyecto recoge la escala grandilocuente propia de una época optimista, la de Miterrand, pero a la vez declina un lenguaje seco, minimalista, al borde del desengaño, como si de un anticipo de la crisis se tratara.
El edificio se estructura en torno al vacío de un jardín interior, un “hortus conclusus” inaccesible como también inaccesibles aparecen los cuatro torres anguladas y vidriadas colocados en las esquinas de 79 m. cada una, sobre el basamento de las salas de lectura. Cada torre lleva un nombre: Torre de los tiempos, Torre de las leyes, Torre de los números, Torre de las cartas. A la metáfora de unos cuatro libros abiertos, con la que Perrault presento su biblioteca al jurado del concurso acabaron superpuestos un conjunto de tamices opacos destinados a la protección de los libros, los auténticos, los de papel, esos que son vulnerables a las radiaciones solares.
Las bibliotecas temáticas, (actualidad, sonido/imagen, estudio, investigación) se organizan en muchas logias en un volumen de gran altura. Uniendo a las torres una red de servicios de circulación reservada a un tren de libros y al personal enerva todas las actividades de la biblioteca.
Evolución en función de la programación, de la explotación, la organización simple, clara y racional entre torres y basamento, garantizando la eficacia y la realidad de la anexión de espacios periféricos a la faja de servicios, o bien a la disminución de la densidad de ocupación de las torres o aun en la supresión de niveles. Así mismo la modularidad de los espacios de lectura ofrece las potencialidades de evolución, y multiplicación de logias o su supresión.
Coincidiendo con el final de una época de crecimiento económico el edificio de Perrault pareció anticipar los nuevos tiempos. La nostalgia por la naturaleza, desde el patio al deck hecho con madera amazónica, sumada a un minimalismo que ya no cree en el silencio de las palabras –como Mies- y, que en cambio, se vuelve alusivo solo para evitar la brutalidad del vacío, la distancia respecto del triunfalismo monumental del bicentenario, fueron leídas como anticipaciones de un tiempo de crisis. Como imágenes fulgurantes destinadas a durar tan solo un instante.
Programa: Biblioteca Ubicación: Paris – Francia Autores: Dominique Perrault Fecha: 1985 – 1989Fotografía
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