Revista Cultura y Ocio
Sigo sorprendiéndome con los libros atrasados que tengo por leer; de éste que les hablo me faltaban apenas ochenta páginas cuando lo abandoné (aunque ni recordaba haberlo empezado).
Del autor dirán que es un maestro, un pilar de la poesía española, una de las piedras esenciales de la literatura escrita en castellano en el siglo XX...pues claro que es una piedra, y pesa más que un muerto. Aun así, he rescatado apenas diez poemas del libro; y de entre ésos aquí dejo
BICH SOM EXPLICA QUE ESTÁ VIVO
Por primera vez entonces escuchabas
el idioma del héroe, su férrea humildad
de triunfo, arduo e incontenible
como la inundación del arrozal, y eran
los mismos armamentos de la voz, aquella atenazante
voracidad de jungla en la garganta, quienes
suministraron el primer deber al impaciente oficio
de oir a Hoang Bich Som a la luz de otro trópico.
Una mínima copa de licor, almibarado
y denso igual que la piedad, establecía
como un vago desuso en la coherencia
del acto al que asistías en representación de nadie,
porque toda riqueza era allí transmitida
en pedacitos de papel, anillos
fabricados con restos de aviones, sellos e insignias
canjeables por armas, mientras el apacible
intérprete, reproduciendo a medias aquel tórrido
estruendo de aguacero del idioma, iba
trasladando a tu vida las terribles, tenaces
constancias de victoria de Bich Som.
No has olvidadolos aceros del héroe, su impávida
y reverenciosa manera de explicar, parpadeando
como la superficie de la mínima copa
de "pradera de juncos", que en abril,
ya en sazón las cosechas de Ben Tre y de Giong Trom,
empezaba en el trópico el ciclo de las lluvias
y que trasladarían al invasor entonces
a un lugar previamente fijado en lo infalible.
Y luego ya de pronto fue la ira:
juntos y pavorosos, te mostraron
los mandamientos del terror, los ejemplos aullando
como lobos, aquella interminable agonía de agujas
de lazy-dogs despedazando a un pueblo, las imágenes
no ya en abreviaturas ni en emblemas
sino en gritos, mutilaciones, bombardeos,
torturas: medio millón de guerrilleros muertos,
una resucitable multiplicación de muertos,
enseñando a sus muertos a recobrar la vida,
adiestrándolos juntos en el odio para prevalecer
al odio, y allí mismo, delante de tu alma, todavía
delante de tu alma, al tiempo que Bich Som
cotejaba las pruebas del triunfo, tú aprendías la horrenda
asignatura: las bárbaras industrias del napalm
y los tóxicos químicos y la gasolina gelatinada
y el fósforo blanco y toda la espantosa cortina
de exterminio que insoportablemente tratabas
de entreabrir, para asomarte más allá de tu ira
y comprobar, no sin vergüenza, que eres sólo un testigo.
Caballero Bonald, J. M. 1983. Selección natural. Madrid, Ed. Visor.