Besos helados. En tarrina o en cucurucho, hasta 20 sabores de besos, de frescos bicos gallegos realizados con una leche única. La heladería Bico de Xeado abre sus mostradores de madera en Madrid, en la calle Luchana, desde la granja gallega O’Cancelo. En ellos, llegan unos helados cremosos, realizados con leche de verdad e ingredientes naturales y frescos. Helados de granja, como descripción de una elaboración de origen de alta calidad y totalmente artesana.
Lo de que la leche no se paga bien no es nuevo. Lo poco valorado que está el trabajo de los ganaderos, lo que se maltrata la leche en los procesos industriales y la mala calidad de lo que nos llega en el tetrabrik es conocido. Pero los socios de la cooperativa agraria de la granja de O’Cancelo iniciaron su labor como granjeros después de años asesorando a otras explotaciones y vieron que tenían que darle un valor añadido a su producto. “Nos decidimos por el helado en 2011, debido a la mala situación que atravesaba el sector lácteo”, me cuenta Jesús Otero, gerente de Bico de Xeado. Ya tienen cuatro heladerías en Galicia, una en Almería y ésta en Madrid. “Hemos dado con un producto que funciona, porque es muy especial”, asegura.
El helado de Bico de Xeado se desliza, cremoso y suave, sobre la paleta. Ángela y sus compañeras se esfuerzan, desde el mostrador de la heladería madrileña, en explicar a los clientes los orígenes de este dulce y motivan a probar. “Es que a mí de fresa no me gusta”, le cuenta una chica. “Pero, ¿la fresa tampoco?”, replica. La respuesta afirmativa de ella provoca una cucharada de helado como consecuencia, “para probar”, al que le siguen una de hierbabuena con chocolate y otra de dulce de leche. “Los argentinos nos dicen que nos ha quedado muy conseguido”, se precia Ángela.
Los secretos de Bico de Xeado son tres, según Jesús, pero se resumen en uno: una leche única, de granja de verdad. “Es un producto único”, asegura el gerente y ha de serlo porque está cuidado desde el más inicial origen. Las vacas, unas 90 “compañeras”, como ellos las llaman, tienen controlada la alimentación a base de trigo y están cuidadas al máximo para conseguir un lácteo con unas características concretas de grasa y proteína, más ligero.
El proceso de ordeño, tratamiento, pasterización, fabricación del helado y distribución es centralizado y totalmente artesanal. Los helados de fruta se preparan según la temporada y todos los ingredientes son de primera calidad, como el chocolate Valrhona y la vainilla de Madagascar o el café de pote. “Queremos romper con la industrialización del helado y con los saborizantes. Los nuestros saben como deben saber los helados”, asegura Jesús. Todo el personal conoce a fondo el proyecto, tanto que hasta el arquitecto y el diseñador fueron a visitar la granja para imbuirse de la filosofía y definir los locales, donde la madera prima y la vaca-banco y su ternero enamoran a la clientela.
Están tan convencidos de que sus dulces son especiales que no cerrarán en invierno. A cambio, habrá helados y chocolate caliente, cafés y repostería “gallega, alguna especialidad nuestra”, señala el gerente.
Que son gallegos, no nos olvidemos. Aunque no se lleve eso de que los gallegos hagan helados, ellos llevan su origen norteño a gala. Por eso, se llaman Bico (beso) de Xeado (helado), porque querían una palabra “dulce, agradable y que te apetezca”. Como un buen beso helado.
Los datos. Bico de Xeado. Calle Luchana, 3. Horario: todos los días, de 12 a 22 menos los viernes, hasta las 01:30. Precio: 3,2 euros el tamaño pequeño; 4,2 euros el tamaño grande. Más información en su web.
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