Hace pocos meses llegó a casa el hijo de una de nosotras, ya bien entrada la noche, aunque nadie dormía aún, y, con mucho sigilo, sacó de la cama a la de nosotras que es su madre, pues tenía que enseñarle una cosa... Lo primero que se nos vino a la cabeza fue la presencia de algún ser vivo, peludo o plumado (¿existe la palabra?), al que habría que adoptar inmediatamente... Antes de dejar en evidencia el hallazgo, el adolescente pronunció las siguientes palabras: Mamá, me he encontrado esto tirado, y no podía dejarlo escapar, tú mejor que nadie, que recoges tantas cosas de la calle (¡toma!... ¿y ahora qué cara se pone o qué se dice?...), tienes que entenderme. Es entonces cuando se echa a un lado y aparece una enorme señal de tráfico de paso de peatones... ¿Me lo puedo quedar, verdad?
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Su petición, bien argumentada...., nos dejó sin réplica posible. Aunque lo cierto es que nos gusta el toque industrial y desenfadado que aporta a la decoración... No se lo vamos a decir para que no se anime, que con una en la casa recogiendo cosas de la calle, ya es suficiente, pero nos pareció un hallazgo divertido ¿Y a vosotros?