Los antidesahucios que protestaban ayer en Madrid contra los políticos y los bancos que permiten que cientos de miles de ciudadanos sean expulsados y pierdan sus viviendas hicieron bien al expulsar de la manifestación a dos políticos socialistas que intentaron integrarse en ella: la secretaria general de la Unión Internacional de Juventudes Socialista Beatriz Talegón, que escapó llorando, y el eurodiputado y ex ministro López Aguilar, pues la presencia de políticos en manifestaciones ciudadanas contamina, degrada y desvirtúa la protesta.
Lo ocurrido con Talegón y López Aguilar es sin duda una demostración de que la gente está harta de los políticos y del deseo de evitar que los partidos capitalicen determinados movimientos ciudadanos que se desarrollan en la sociedad civil, algo que han hecho hasta ahora de manera impune, envileciendo la protesta cívica con intereses partidistas y antidemocráticos.
Ese es el camino de la regeneración. Los políticos tienen que sentir el aliento de protesta de los ciudadanos en el cogote y la repulsa que genera la actitud arrogante, antidemocrática y anticiudadana de los partidos políticos españoles, principales culpables del estado de postración en que se encuentra España y de la sucia corrupción que ha convertido al país en un vertedero y en un problema internacional. Hacerles sentir el desprecio ciudadano, sin utilizar la violencia, es el mejor camino para acabar con la opresión y el abuso de poder que dominan la escena política española. Cuando dejen de mentir, cuando renuncien a la corrupción y a los privilegios injustos que disfrutan y cuando se tornen demócratas y otorguen a los ciudadanos el peso que les corresponde en democracia, entonces los políticos podrían ser admitidos en actos propios de la ciudadanía, solo entonces.
Ante la marginación del pueblo, la arrogancia de los políticos y la incapacidad que tienen los ciudadanos para hacerse oir en la dictadura de partidos española, la única forma de forzar la regeneración es enfrentarse a los políticos, despreciarlos, abuchearlos, pitarles y demostrarles en cada ocasión posible el daño que causan y el profundo rechazo que su actitud antidemocrática e inmoral causa en la ciudadanía.
La Plataforma de Afectados por la Hipoteca, con sus protestas, ha conseguido gran popularidad y ha logrado recoger casi un millón y medio de firmas para forzar al Congreso a que debata una ley contra los desahucios, una iniciativa que tiene enorme apoyo popular. El Partido Popular había anunciado que votaría en contra de esa iniciativa ciudadana, pero ante la popularidad del movimiento y el elevado número de firmas de apoyo obtenidas, sintió miedo y cambio el sentido de su voto.
La presencia en la manifestación de políticos del PSOE, un partido que, al igual que el PP, se ha opuesto en el pasado a cambiar la ley hipotecaria introduciendo la dación en pago, lo que significa que la entrega de la vivienda salde la deuda hipotecaria con el banco, degrada y contamina la protesta ciudadana, razón por la que su expulsión de la manifestación es coherente y democrática.
Revista Opinión
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