
"Bienaventurados los amados, los amantes y los que pueden prescindir del amor"
(Jorge Luis Borges)
Todos tenemos algo o alguien que no nos conviene pero nos encanta: comer chocolate a medianoche, un amor tóxico, fumar como un carretero, ir de compras cuando estás deprimida, un gin tonic o varios... En mi caso, lo que más me gusta y menos me conviene es este abrigo. De lana, manga francesa y convertible en vestidito abrigado.










Nuestro amor se rompió por culpa de un realizador. Minutos antes de un directo en televisión, escuché por el pinganillo: "que se quite ese abrigo, hace moire". Técnicamente es "una sensación visual que se genera en la interferencia de dos rejillas de líneas a partir de determinado ángulo". En lenguaje corriente, que mi abrigo marea al espectador. En la práctica, era la sentencia de muerte para mi flechazo.

Desde entonces, me resigné y supe que nunca podría hacer público nuestro amor, que era a todas luces prohibido. Desde entonces, nunca más volvió a salir en televisión. Eso sí, en mi vida diaria mi abrigo preferido y yo burlamos a la censura. Me lo pongo siempre que puedo para crear looks lady como este. Con zapatos de tacón, realzados con estos adornos de lana y oro. Con la cintura bien marcada y un bolso entre negro y dorado. Antes muerta que sencilla.







