Revista Poesía
Al nacer lo primero que escuchó fue: “¡Y este pequeño carbón! ¿De dónde salió?”. Asustada lanzó un grito y comenzó a llorar. Durante nueve meses su mamá le había cantado: “Manitas de leche tibia bucles de sol brillanteopacas con tu belleza
a los carbones danzantes".