Revista Humor

Bienvenido a la esclavitud

Por Pilarm

Pensaba que la esclavitud había sido abolida, pero se ve que todavía se esconde entre nosotros -que literaria soy- bajo la apariencia de trabajos.
Todo esto viene porque ayer estuve en una entrevista de trabajo, un trabajo que no sabía cuál era y que no me quedó claro cuál sería.
Sí que me quedó claro el horario, de 12 a 21.30, eso sí, con formación todos los días, posibilidades de crecer dentro de la empresa -el gerente llevaba 11 años para ser vicepresidente-, unos sueldazos impresionantes a base de supercomisiones y trabajo en equipo. Todo eso sin contar que no supieron decirme qué campaña iba a realizar y que la podían cambiar en cualquier momento, incluso una hora antes de comenzar a trabajar. ¿Y como promuevo algo que no sé qué es o que me acaban de dar?
Por lo demás, pareciera que me estaban vendiendo cualquier cosa, bueno en realidad es que me estaban vendiendo el trabajo, pero bien podía haber sido una charla para comprar un apartamento en Torrevieja -si es que queda espacio-, una marca de yogures o un coche nuevo.
Así que salí de allí dándole vueltas a lo que había oído, pensando que no tendría la mala suerte que de 80 personas para 10 plazas me llamaran y me dijeran que sí, pero finalmente me llevé el puesto, yo no sé en qué se basaron, pero tuve que decirles que no, ¡y lo mejor es que no me importó!
Lo que me sorprende es que a estas alturas haya empresas que te quieran vender humo con tal de atarte a un trabajo al que opta la gente porque ahora mismo no tiene otra cosa, que sino me parece a mí que a todos los licenciados o casi licenciados que estabamos allí no iban a vernos el pelo.
Luego dirán que no tengo trabajo porque no quiero y que me quejo sin razón. Pues mira, sí. Y yo tan contenta.


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