Bienvenido al club

En la busqueda de la verdad que me caracteriza, ante la dura competencia de Iker Jiménez y sus pseudo programas científicos, mi labor de investigación me llevó tras la pista de dos de los misterios más terroríficos que afligen a la humanidad. Pues bien, casi por casualidad, una noche de verano en una terraza madrileña, una linda muchacha se acercó a la mesa donde trasegaba una cerveza (sin alcohol) y un plato de olivas (sin hueso) yo me quedé mirándola fijamente (sin pestañear) y entablamos una conversación muy animada (Sin hablar de política) Al poco rato se nos acercó otra chica que con mucho desparpajo (sin vergüenza) se unió a nuestra conversación. Yo viendo el panorama, me dije: He ligado en estéreo, Por lo que las propuse un jueguecito en un hotel cercano. Nada más registrarnos, pedimos un par de botellas de champagne, no sé lo que pasó, debieron de echarme algo en una de las copas que bebí pues me sentí terriblemente mareado, pero no lo suficiente para apreciar como se entablaba una discusión entre las dos chicas. -   - ¿Oye de qué vas? Yo soy la que le va a pegar el SIDA, lárgate. -   - Ya guapa, pero yo le voy a quitar un riñón, así que la que sobras eres tú. -   - De eso nada monada. -   - A que te arreo un guantazo. -   -A que no. Al final se montó una gran zapatiesta, llegaron a las manos y algo más, pues cuando desperté estaban las dos echas unos zorros tiradas por los suelos. Salí de allí aliviado, mi viaje al averno se había saldado a mi favor, había acabado de golpe con dos mitos y había salido indemne