Creo que está de moda la literatura asiática de confort; las historias sencillas perfectas para pasar una tarde en casa sin preocupaciones. La coreana Hwang Bo-Reum ha dado en el clavo con su novela reanimadora y ha conseguido vender más de tres millones de ejemplares por todo el mundo.
Bienvenidos a la librería Hyunam-Dong es un libro optimista donde hay una protagonista, Yeongju, que abandona la vida que llevaba en una gran empresa, casada y con un futuro brillante según la tradición. Su matrimonio iba bien cara a los demás, pero ella era infeliz porque no se sentía realizada a pesar de sus éxitos laborales; constantemente debía preocuparse por su marido, estar segura de que no le faltase nada, de que todo estuviese a su gusto, sin pedirle nada a cambio. Solo así su relación se mantenía firme.
Un día decide no hacer nada más por un hombre que no la considera, al menos, como igual, así que le pide el divorcio y, tras aguantar los reproches de su familia, abre una librería. Allí conoce a gente que la ayuda a cambio de nada y se conocerá a sí misma mediante el trabajo y la ilusión de mantener su negocio y conseguir que prospere sin considerar el esfuerzo que supone como si fuese una tortura.
El libro entra dentro de las "ficciones curativas" ideales para quienes creen escrupulosamente en el poder sanador de la literatura. Es una autoayuda novelada. Sus personajes tienen claro qué no quieren y qué sí.
La librería es el centro neurálgico que les hace descubrir facetas de sí mismos que no conocían; facetas en donde la angustia e intranquilidad se sustituyen por la lectura, por la reflexión, la empatía hacia el otro y el amor por uno mismo.
A lo largo de la lectura nos damos cuenta de la relación que tenemos con los libros y sus causas, desde la catarsis hasta el fortalecimiento personal "Abstraerse en los sentimientos de los personajes le permitía descansar de los suyos. Lloraba, sufría y se volvía más fuerte con ellos". Con un estilo lento, reposado, Bo-Reum saca a la luz una serie de temas como la necesidad de aceptación del ser humano, de amistad, de respeto: "Yeongju insistía en que se tomaran un descanso. Ignorando el desorden de los estantes, cortaba un poco de fruta junto al fregadero y, como si lo hubieran planeado, Minjun ya tenía el café listo cuando ella le pasaba un plato".
No se puede decir que haya personajes principales a excepción de la protagonista; el resto son personajes episódicos que aparecen de forma anecdótica con un problema determinado, que se arreglará a lo largo de la novela, porque en realidad los personajes destacan diferentes tipos de problemas cotidianos que en un principio nos bloquean, pero son fáciles de solucionar si se los enfoca desde otro punto de vista. La madre de Minjun no acepta que no busque un trabajo acorde a sus estudios universitarios; Mingheol no quiere estudiar, lo que en una sociedad competitiva es un contratiempo tanto social como económico, la preocupación de Wooshik, su madre, desaparecerá cuando vea que Mingheol es feliz con otras alternativas.
Jini no es dichosa en su matrimonio, hasta que al hablar con Minjun descubre que no tiene ninguna obligación de seguir atada a "ese hombre": "Era bueno como amante. Podríamos haber sido conocidos sin más. No es alguien con quien querría vivir, aunque no tenía forma de saberlo hasta que nos casamos". Jungsuh se ha dado cuenta de que en las empresas privadas en las que ha trabajado, no se ha visto recompensada aunque no se decidía a dejarlas por miedo a ser rechazada "Muchos colegas se mostraban amables mientras pisaban a otros para ascender. Y aquellos que no pisoteaban miraban con indiferencia desde la banda". Ahora Jungsuh se sienta en la librería y teje constantemente solo porque le hace sentir bien, hasta que la convencen de que su labor puede ser beneficiosa para ella misma y para la librería.
La autora usa a veces la primera persona con una intención reguladora, para persuadir al lector a que conecte con la protagonista, se ponga en su lugar y se conciencie de que sus problemas no lo son tanto, de que todo tiene solución "A veces siento desesperanza al pensar que no valgo nada [...] termino haciendo daño a los demás o poniéndolos tristes. Nos sonreímos al tiempo que nos lastimamos".
No solo los diálogos entre los personajes tienen una finalidad motivadora, Hwang Bo-Reum se vale de películas o música inspiradoras, así como novelas que ayudan a pensar para que, en un momento determinado de depresión, sepamos que hay lecturas reconfortantes que nos llevan de manera individual a encontrar el sentido de la vida. Los beneficios de la lectura, así como el buen uso de las redes sociales, se dejarán ver en nuestra felicidad.
En Bienvenidos a la librería Hyunam-Dong, Yeongju abre una librería, el sueño que siempre ha tenido, pero nos hace ver que para que ese negocio salga a delante y prospere necesita mucho esfuerzo, un trabajo constante y alegría para llevarlo a cabo. Se da cuenta de que si abandona, si se conforma con lo que tiene puede llegar un momento en que tenga que cerrar, porque ese negocio se quedará obsoleto. Necesita ideas nuevas para mejorarlo y solucionar los problemas que le salgan al paso. Debe querer su negocio y a los que trabajan en él y debe permitir que los que la rodean la ayuden así como ayudarlos a ellos para que se sientan contentos. En un ambiente armónico será feliz a pesar de los sacrificios. Todo lo que la rodea, personas o instrumentos pueden facilitarle los progresos o impedírselos según la relación que establezca con ellos.
La librería Hyunam-Dong se transforma en una metáfora de la vida. Es un valioso regalo que se puede gastar con el mal uso que hacemos de ella o, por el contrario expandirse y convertirse en algo productivo, en un espacio-tiempo fértil que nos hace felices, donde sentirnos bien con nosotros mismos y lo que tenemos "Cada vez que leía un libro anotaba sus pensamientos en una tarjeta que luego metía entre las páginas [...] su prioridad era crear una librería que luciera [...] los vecinos cercanos dejaron de lanzar miradas dubitativas a la tienda".