Revista Política

Bienvenidos al búnker del PSC

Publicado el 26 agosto 2013 por Trinitro @trinitro

bunquerUn partido ha de ser una organización abierta y con suficientes heurísticas para adaptarse a los cambios y poder tener capilaridad en numerosos sectores y sensibilidades. Internamente funcionará la ley de mayorías, pero cuanto más ahogue la ley de hierro de los partidos, peor funcionarán, más se sectarizarán y menos útiles serán.

Las declaraciones de algunos dirigentes y cuadros del PSC invitando a marchar a quien no comparte la vía supuestamente mayoritaria (una mayoría orgánica, no social, de un partido que ha defenestrado el 60% de su militancia y cuya mediocracia se aferra a las sillas y al control orgánico como gato panza arriba), y el último artículo de Antonio Balmón, el verdadero secretario de organización en la sombra del PSC, implica un camino de no retorno: la bunkerización del PSC.

Básicamente se queja que los sectores “minoritarios” están utilizando herramientas de la guerra asimétrica para combatir el bloqueo institucional de la mediocracia y el autismo de la dirección política del PSC. Un absurdo quejarse, si la dirección y la mayoría mediócrata de bloqueo que la sustenta se dedican a que la canalización de todo conflicto sea la aplicación del rodillo y practicar el autismo social, lo normal es que las voces disonantes utilicen la trinchera asimétrica. Si el debate interno lo transformas en apoyos del 99% que no corresponden, ni tan siquiera, con la opinión de los cuadros de los partidos (no ya con la de la sociedad o los militantes), tendrás guerras asimétricas. Si el Consell Nacional lo controlas haciendo que la mayor parte de sus miembros tengan relaciones clientelares con la dirección o las microdirecciones y ejerces una cultura que sataniza la disidencia y la descarta de los puestos de decisión, tendrás guerras asimétricas. Así que, compañero Antonio, no te quejes de lo mismo que tú generas. Yo no creo que tú sobres en el PSC, creo que sobran tus formas y sobra la forma de construir mayorías y gestionar los conflictos y las discrepancias, sobra la prepotencia que te lleva a pedir que marchen los compañeros que te molestan, sobra la red clientelar que colaboras a construir, sobra tu apego a la silla y al poder (el tuyo y el de otros muchos, críticos o no), pero tú y tus ideas no sobráis.

El gran problema es que esta actitud es la de bunkerizarse, cerrarse en un refugido con todos los adeptos esperando poder salir cuando las bombas caigan y reconquistar las trincheras ahora ocupadas por enemigos. El problema es que cuando todas las tropas se encierran en el búnker ya no hay tropas amigas fuera que puedan aliviar la presión y permitir a los del búnker apoyarse para reconquistar el terreno. Los búnkeres son puntos fuertes de la defensa, que permiten frenar el avance enemigo y resistir la artillería y los bombardeos. El problema es que sólo con búnkeres, sin reservas, sin tropas amigas aliadas, los búnkeres están condenados.

El problema de la mediocracia y la dirección del PSC al encerrarse en el búnker es que hacen del partido algo más irrelevante, más reaccionario, incapaz de ofrecer nada a la sociedad, de no tener visión de lo que ocurre fuera del búnker. Dentro, tal vez el hilo musical, la electricidad del generador autónomo, las reservas de comida y munición y la ausencia de disensiones internas haga creer que la situación es sostenible. Pero es una ficción. Ningún búnker resiste indefinidamente, y sólo con búnkeres no se gana ninguna batalla. Los votantes están fuera del búnker, la sociedad está fuera del búnker, e incluso la actividad política que más afecta a los ciudadanos se realiza toda, fuera de los búnkeres.

El compañero Antonio Balmón, como presidente de la junta de alcaldes que en el fondo rige el futuro del PSC, está pensando en su búnker llamado Cornellà, pero es que incluso ese bastión del voto socialista y donde tal vez la visión más parcial y recentralizadora de lo que hoy pretenden que sea el PSC (o sea, una versión estéticamente distinta, pero claramente una mera federación catalana del PSOE) pueda sobrevivir más tiempo, incluso ese bastión se puede perder por el mero hecho de bunkerizarse.

Y es que los electores al final optan por votar cosas útiles, y un partido en el búnker es todo menos útil. Bienvenidos al búnker del PSC.


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