Si me preguntáis cuál es la película más divertida que vi en Sitges 2013, contestaré sin dudar que ésta. Puede que hubiera pelis mejores, pero no creo que se proyectara nada tan cachondo como The World’s End. Edgar Wright cierra su trilogía inglesa por todo lo alto. Y lo logra haciendo lo de siempre, pero alcanzando aquí un nivel muy, muy alto. Personajes entrañables, chistes en cada línia de guión, ritmo picadísimo y muchas sorpresas para los que no habéis visto el tráiler. Para que no todo sean flores, diré que creo que Wright estira demasiado la historia pero, joder, es tan divertida que disfrutas sabiendo que se está pasando de la raya. Es el único pero que tengo para una película que, a su manera, es prácticamente perfecta.
Ah, y otra cosa: Simon Pegg es Dios.
Lo mejor: un excelente guión en manos de unos excelentes actores.
Lo peor: diría que Wright siempre hace lo mismo si no fuera porque me encanta.