Revista Cine

Big Bad Wolves (2013)

Publicado el 23 mayo 2014 por Rugoleor @rugoleor

Póster: Big Bad Wolves (2013)

Una serie de brutales asesinatos provocan el choque de las vidas de tres hombres diferentes. En primer lugar está el padre de la última víctima, que tiene sed de venganza. Después, un detective que decide saltarse los límites que le impone la legalidad vigente. Y, finalmente, un profesor de religión que parece ser el principal sospechoso de los crímenes.

Calificación: 6,870.

Tráiler de la Película

Ficha:

Título Original: Big Bad Wolves.
Directores: Aharon Keshales, Navot Papushado.
Guionistas: Aharon Keshales, Navot Papushado.
Intérpretes: Lior Ashkenazi, Kais Nashif, Tzahi Grad, Ami Weinberg, Menashe Noy, Rotem Keinan, Doval’e Glickman, Dvir Benedek, Nati Kluger, Guy Adler, Arthur Perry, Gur Bentwich, Sarah Adler, Gil Almog, Oded Amit.
Productores: Leon Edery, Moshe Edery, Tami Leon, Chilik Michaeli, Avraham Pirchi.
Fotografía: Giora Bejach.
Música: Haim Frank Ilfman.
Montaje: Asaf Korman.
Dirección Artística: Arad Sawat.
Diseño de Vestuario: Michal Dor.
País: Israel.
Lugares de Rodaje: Tel Aviv (Israel).
Fechas de Rodaje:
Año: 2013.
Duración: 110 minutos.
Edad: No recomendada para menores de 16 años.
Género: Comedia, Crimen, Suspense.
Estreno: 21-05-2014.
DVD (Venta):
Distribuidora: Inopia Films, S. L. (Filmax), Barton Films, S. L. (distribuidora en la zona norte de España).
WEB Oficial: Web Oficial de la película en España.
Espectadores: 0.
Recaudación: 0 €.

Fotograma: Big Bad Wolves (2013)

Crítica:

23-05-2014 – JOSU EGUREN

Vengadores y vencidos

Casi en la misma frecuencia del segundo largometraje del canadiense Denis Villeneuve, y atentos al casi porque aquí el adverbio subraya un matiz importante que señala las diferencias en el enfoque con el que los directores israelíes Aharon Keshales y Navot Papushado (“Rabies”, 2010) evolucionan una premisa que es prácticamente idéntica a la de “Prisioners” (Denis Villeneuve, 2013). Tres lobos y una caperucita que aparece y desaparece en función de las necesidades de un relato sobre el que pende una duda moral con sesgo político: el del conflicto palestino-israelí. Pedofilia, venganza y ataques preventivos, temas explosivos que reaccionan dando lugar a intermitentes brotes de genialidad en el seno de una comedia negra con textura de ‘thriller’ psicológico. Pero raramente funciona, y en el tiempo que “Big Bad Wolves” tarda en adecuarse al ritmo expositivo que demandan los códigos del género, Keshales y Papushado pierden la oportunidad de realizar un exhaustivo retrato de sus protagonistas: un profesor de religión sospechoso de una oleada de crímenes pedófilos, el padre de una niña brutalmente asesinada y un policía apartado del caso por su exagerada inclinación a la violencia.

Dependiendo del interés de cada espectador se escucha con mayor o menor intensidad una aguda reflexión sobre las políticas que el Estado de Israel emplea para aplastar la población palestina, aunque ningún árabe participa de una relación triangular en la que la violencia explícita es el elemento troncal de una gramática que cosifica el cuerpo de sus víctimas. Todos los elementos de “Big Bad Wolves” se dirían orquestados para herir la consciencia del espectador con un último movimiento de cámara que ni contrasta ni potencia el tono de lo que hasta entonces había sido una clase magistral de torturas. De ahí el fracaso de una escena clave que tropieza al representar de qué forma afecta la venganza al hombre que la ejecuta.


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