Big Bad Wolves (Aharon Keshales / Navot Papushado)

"Big Bad Wolves" arranca con unos títulos de crédito muy, pero que muy buenos, que dan paso a la historia de una venganza sádica y sangrienta.
Un profesor de escuela es sospechoso de violar y asesinar a varias niñas pero, aunque las pruebas contra él no parecen ser contundentes, un policía y el padre de una de las víctimas no dudan de su culpabilidad, por lo que deciden salir a la caza dispuestos a someterle a la misma tortura que las pequeñas sufrieron.
Esta película israelí, cuya traducción literal del título sería "¿Quién teme al lobo feroz?", viene abalada, además de por muchos premios y muy buenas críticas, por las palabras de Tarantino, que la calificó como la mejor película que había visto en 2013. Y no es de extrañar, pues su combinación de violencia y humor recuerda, aunque a menor escala, a la firma del director estadounidense.
Aquí también hay cámara lenta cuando toca, música como la mejor acompañante de un baile de violencia sin filtros y con algún que otro diálogo de sonrisa. Como un hijo pequeño de Tarantino o un alumno que ha tomado bien sus apuntes pero que no cuenta con el presupuesto necesario para inundar toda una habitación de sangre o contratar a un elevado número de extras que aparezca por las paredes. Y está bien, porque parte del atractivo de esta película está en su mínima expresión: tres personajes, un sótano. Y mcuhas ganas de sacar los dientes...