


Y no se saca demasiado partido a la bellísima ciudad de La Havana, pues la mayor parte de su metraje transcurre en interiores, aunque los últimos minutos tienen lugar en el castillo "El Morro", un fortín edificado en el siglo XVI, y que todavía conservaba, por ejemplo, sus magníficos cañones, como se ve en el fotograma que adjunto. Lo mejor es su primera parte, los primeros treinta minutos o así, lleno de chispeantes diálogos entre el protagonista y quien se cruce en su camino, principalmente con el comisario, encarnado magníficamente, con socarronería y determinación por el inolvidable Pedro Armendáriz (a quien se le ve practicando cesta punta, como él dice "porque es bueno para mi hígado"). Algunos ejemplos de los inteligentes diálogos (obra del guionista Jo Eisenger, que adapta la novela de Robert Sylvester), son estos:
- "Si le detengo unas cuantas veces, como cada vez que lo hago tiene usted en los bolsillos algunos billetes de 500 pesos, recuperaré los tres millones". - "En la cárcel hay piojos y pulgas, quizás quiera ducharse ante de hablar conmigo. ¿Para qué? Tendría que ducharme otra vez después de hablar con Ud". - "Si no me lo cuenta se arrepentirá. ¿Sabe quién es el comisario? A su lado usted es como un helado al sol".
Luego, su parte central y final son más convencionales, pero siempre narrado con buen ritmo y con un Errol Flynn crepuscular pero muy buen actor aquí y en plena forma física. Como curiosidad particular debo decir que no me sonaba de nada su actriz principal: Rosanna Rory, una mujer bella y maciza, pero luego compruebo que ya le había visto trabajar en el cine italiano, de donde era en, por ejemplo: "El eclipse" y/o "Europa 51".