No es raro que la primera película del año corresponda a una de animación. Por un lado, navidades es una época bien dada a los estrenos para los más pequeños de la casa, aprovechando que andan hipervitaminados, mineralizados y con ganas de juerga y, por otro, me suele pillar en Vigo, donde los pases en VOS son más limitados y la querencia de mis padres por la lectura de subtítulos en pantalla es más bien ínfima.
Así que, en familia, nos acercamos a ver la nueva peli de Disney, confirmando una sospecha que tenía desde hace tiempo: desde que John Lasseter pasó a dirigir los designios de la compañía, dejando en otras manos el timón de Pixar, los primeros han empezado a subir como la espuma y los segundos han ido bajando poco a poco en capacidad de asombro y excelencia.
El colega John, el tipo de las camisas psicotrópicas, llegó a Disney a mitad de “Bolt”, vio el tinglado que había montado con la película y poco menos que tiró todo abajo y volvió a empezar. Desde ese momento, la casa de los sueños parió “Tiana y el sapo”, “Enredados”, “Rompe Ralph” y, justo antes de esta que comentamos, la gran referencia de las niñas en edades comprendidas entre 4 y 99 años: “Frozen: el reino de hielo”, cuya canción principal se ha convertido en una droga de princesas en potencia y en martirio de progenitores.
La calidad de las películas de la compañía de tito Walt, sin ninguna duda, ha ido creciendo de manera exponencial.
Sin embargo, la casa del flexo ha mantenido desde entonces una línea un tanto irregular. Lasseter dejó un poco de lado Pixar con “Up” ya encarrilada hacia el éxito y después sacó “Toy story 3” (para mí una de las mejores de la casa, absolutamente redonda y con tantos momentos cinéfilos tan bien introducidos que podría ser mostrada en las universidades de cine como lección magistral”), “Cars 2” (muchos dicen que la peor de la casa, yo aún no he tenido el coraje suficiente para verla), “Brave” y “Monsters University”. Como vemos, mucha secuela y poca idea nueva.
Menos mal que parecen haberse dado cuenta de la necesidad de un cambio de tendencia y ya han prometido que alumbrarán al menos una película original al año, comenzando por ese viaje por el cerebro de una niña del cual ya han mostrado su trailer.
En Disney, por otra parte, vemos que continúan por el buen camino. En el caso de “Big Hero 6”, explotando el matrimonio entre el hogar de Mickey y la todopoderosa Marvel. Además, como en “Guardianes de la Galaxia”, siguen la receta de coger a un grupo poco conocido para el gran público y armar a su alrededor un buen guión, dotar a los personajes de carisma y, hecho esto, esperar tranquilamente a que las salas se abarroten.
La jugada esta vez no les sale tan redonda como la de la peli de James Gunn, aunque también hay que tener en cuenta que el público al que va dirigida no es, potencialmente, el mismo. “Big Hero 6” es algo más infantil, aunque eso sí, como en la mayoría de películas de los chicos de Luxo Jr., sin tener que tratar a los chavales como disminuidos mentales.
Todo comienza en la moderna ciudad de San Fransokyo, en la que un chaval, el lumbreras y muy cool Hiro Hamada, desperdicia su talento para los inventos timando a otros jugadores de lucha robótica. Hasta que su hermano Tadashi lo lleva a su universidad a que conozca a un puñado de cerebritos molones que se dedican a investigaciones de lo más variopintas, sembrando en el cerebro del pequeño Hiro la sed de conocimiento.
Después de un clímax muy dramático dramático, Hiro deberá poner todo su intelecto en juego para poder descubrir y derrotar a un tipo malísimo con una máscara japonesa, ayudado por el gran invento de su hermano, un robot enfermero achuchable a medio camino entre el muñeco de michelín y un globo de feria.
La historia no es de una originalidad desorbitada pero el carisma de cada uno de los personajes es tan acentuado y remolón que enseguida nos metemos de lleno en la historia. El chaval inteligente y decidido, el robot adorable, la grunge dura por fuera y blandita por dentro, el gigantón miedoso, el seguidor de Shaggy alocado y la repipi. Cada uno con suficiente tiempo en pantalla como para tener su propio peso en la historia.
Quizá lo más diluido sea un malote que se queda algo en segundo plano y un tramo final que no logra despertar tanta emoción como pretende. Sin embargo, todo el desarrollo del conflicto y la presentación de personajes me cautivaron desde el segundo uno.
Quizá tengamos en “Big Hero 6” a una nueva franquicia de superhéroes animados a los que seguir la pista aunque, si me preguntan a mí, yo salivaría por una secuela de “Los increíbles”.
Bonus: como curiosidad, en su versión original, la voz de la repipi, la pone la hija de José Luis Rodríguez “El Puma”. Dato totalmente prescindible para que presumáis en vuestros debates cinéfilos de botellón.