Big Hero 6 se ambienta en San Francistokio, un nuevo ecosistema creado por Disney en el que conviven las tradiciones estadounidenses con las japonesas. Un auténtico guiño por parte de Disney a la población oriental que habita en EEUU y también el reconocimiento de que necesitan del mercado asiático para la existencia de sus producciones. Es por eso que en Big Hero 6 hay una buena presencia de robótica y por qué no decirlo, la actitud y el estilo de Baymax es la representación gráfica de lo que entendemos por un luchador sumo (que también recuerda al personaje de Wall e).
Para un buen cuento Disney es necesario un personaje trágico que haya perdido un pariente cercano (de agradecer es que sean los padres preferiblemente) que tiene que dejar de lado sus ambiciones y encarar los problemas que surgen a raiz de no-se-sabe-qué-pero-todos-los-planetas-se-alinean y confabulan para destruir una ciudad. Esto último es más propio de Marvel, que juega un papel importante en esta nueva película con cameo de Stan Lee bajo la producción ejecutiva de John Lasseter.
El duo protagonista formado por un niño y su nuevo amigo robot entrañable y blandito funciona muy bien mientras que sus demás amigos recuerdan a todo lo que caracterizan las series de Disney Channel (superficialidad, un indeseable gusto por los colores chillones y un rasgo definitorio) con un final en el que sale a relucir (brillar, destellar, explotar…) los valores de heroísmo, generosidad, honestidad y perdón hacia el prójimo. Todo ello es muy digno siempre que no se suelte sin más excusa de la que dice que tiene que estar en el guion. Un buen ejemplo de todo lo contrario es Megamind, inteligente y moderna. En ese sentido Dreamworks ha tenido más fuerza y voluntad para los cuentos modernos: Srek, la propia Megamind, Cómo entrenar a tu dragón, etc.
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