Revista Maternidad

Big Love

Por Lamadretigre

Big loveDesde que La Primera cumplió ocho años el verano pasado vivo en un ay.

Ocho años. Ocho.

Más del a mitad de su infancia se nos ha pasado. Así, sin avisar. Sin la piedad de los finales anunciados ni la misericordia del lento devenir del tiempo. Ocho años han volado raudos y veloces hasta hoy en que perpleja caigo en la cuenta de que el futuro era esto.

No es un ensayo general ni el prólogo de nuestra historia. Esto señores, es el futuro y esta, ni más ni menos, es mi vida en su pleno esplendor. El mañana soñado, el misterio de la vida que se adivina son esas cinco niñas preciosas que se mecen salvajes en la hamaca mientras su padre y yo charlamos con la desidia de un domingo cualquiera.

Somos felices, sin sobresaltos, con el contento apacible de las pequeñas alegrías y la sonrisa taimada de verlas crecer entre las risas y los pequeños dramas del día a día. Somos felices sin saber que crecen más rápido de lo que el ojo delata, gastando sin mirar atrás estos días perfectos, disfrutando con fruición de este futuro regalado que tiene los días contados.

Vendrán otros futuros, otras vidas -las de nuestras hijas- y otros sueños que cumplir. Vendrán más días felices y otros no tanto. Vendrán las grandes conquistas y los pequeños fracasos, las risas y las lágrimas, las alegrías y las penas. Pero mi niña, La Primera, ya no será una niña.

Será una adolescente cabezota, una joven despreocupada o una mujer admirable. Pero no será una niña. No por mucho más tiempo.

Pronto no tendré la capacidad de curar todos sus males, ya no podré prometerle lo imposible. Pronto su vida no girará en torno a la mía. Pronto sus días tendrán su propia inercia z cada vez será más ella y menos yo.

Algún día no tan lejano este binomio que somos desde hace más de ocho años se disolverá en el laberinto de su nueva vida, de las relaciones que elija y las partes de su corazón que entregue en prenda.

Pronto nuestro deber será dejarle seguir su camino.

Sólo espero que cuando mire atrás recuerde esto, lo nuestro, su infancia, como lo que es, una gran historia de amor.


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