Revista Cine
Director: John Carpenter
La segunda tanda del repaso a John Carpenter va bien, y de momento mañana también irá bien, y quizás también continúe sin problemas el viernes, aunque el sábado me tiene algo pensativo, pensando si la segunda tanda tendrá un final o deberá esperar hasta el lunes o el martes, pero a lo mejor mañana queda todo listo. Como sea, ¿alguien dijo "Big Trouble in Little China"?
Es curioso que Kurt Russell interprete a un personaje que es un falso héroe: héroe porque, a pesar de su desaliñada actitud y personalidad, el tipo sí puede considerarse un líder que guía a los otros personajes en la acción en un sentido moral, como motivación (por alguna razón en las películas siempre es inspirador tener a un tipo temerario y descuidado al frente de la manada), pero es un falso héroe porque no es el principal motor del relato y, más importante, durante gran parte del tiempo lo vemos siendo torpe e incluso inútil (aunque al final se redime sellando, con sus propias manos, la victoria). De hecho, Russell se involucra en el conflicto de la película de manera tangencial: los villanos le roban el camión, su camión, con el que trabaja y se gana la vida, y pueden estar seguros que no se quedará de brazos cruzados, sin embargo el conflicto involucra de manera directa a Dennis Dun (este aparece en la serie "Luck", lo digo porque lo reconocí facilmente), el protagonista, un chino que ve como una pandilla china le secuestra a la novia china de ojos verdes recién llegada de Pekín, y James Hong, una especie de espíritu chino maligno que desea quitarse una maldición de encima, para lo cual deberá ofrecer una bella mujer china de ojos verdes al demonio... Russell vendría a ser un secundario, en estricto rigor, pero la gracia de la película es que está narrada desde su perspectiva, como si él fuese el protagonista. Todo esto viene a colación porque, terminada la película, una gran interrogante surgió en mi cabeza: ¿qué utilidad tiene la escena introductoria? Para situarlos en contexto: uno de los personajes involucrados en la trama responde preguntas a su abogado, quien está particularmente interesado en Kurt Russell, sugiriendo que fue una pieza clave en el entuerto que vamos a ver a lo largo del metraje; el chino se altera y pide que dejen a Russell en paz, que es un héroe, que demostró gran coraje, etc. Hora y media después la película termina y uno piensa, primero, que esa introducción da ideas erróneas y desvirtuadas de lo que será el relato, pues el abogado lo hace sonar casi como si la ciudad entera hubiese quedado bajo escombros, cuando la realidad es que, con toda seguridad, ningún buen vecino se dio cuenta que bajo sus ventanas se llevaba a cabo toda una guerra de magia negra china, haciendo totalmente inverosímil la necesidad de interrogar al chino en cuestión (¿cómo alguien notó que el hombre tenía algún grado de responsabilidad?, ¡¿y cuál es la denuncia, para empezar?!); y segundo, queda claro como el agua que el tal Kurt Russell, aunque aporta carisma y personalidad, no tiene las características heroicas que le prodigaron al inicio ni, mucho menos, fue pieza clave en todo el entuerto: pasó que estaba ahí nomás.
Esto es lo más interesante que podría escribir sobre "Big Trouble in Little China", un delirante y alocado entretenimiento ejecutado con total desenfado y festividad, amén de su tono casi paródico y una trama a la que no hay que buscarle mucho sentido porque, si somos sinceros, es bastante desordenada y desorganizada, como si el relato fuera agregando elementos sin ton ni son sin preocuparse mucho de la cohesión o coherencia narrativa (a mí me causó especial gracia la inclusión del personaje de la periodista, que de repente aparece diciendo que quiere conocer el submundo de la magia negra del barrio chino para escribir un buen libro y ser famosa... y el personaje de Kim Catrall, ¿qué demonios hace ahí?, yo pensé que era una policía encubierta o algo por el estilo pero nunca queda claro... y el villano, ¿de verdad pretendía dominar el universo dejando de ser inmortal?, porque ése es su propósito: ser mortal, ¿acaso un mortal puede dominar el universo por los siglos de los siglos?). En todo caso la película misma te dice "hey, esto es una fiesta, ¿para qué usar la cabeza?", y qué puedo decir, la película entretiene y, como no se toma en lo absoluto en serio a sí misma, no se hace realmente irritante, aunque tampoco hay que ignorar las pobres actuaciones y lo indudablemente innecesario de ese monstruo naranjo y esa bola telepática que aparecen bien entrado el relato, o lo irrisorio de algunas escenas resueltas de la manera más burda e inverosímil posible. No, si mientras más pienso en esta película más ridiculeces se me vienen a la mente. Para rescatar algo, John Carpenter aprovecha varias escenas para demostrar su innegable habilidad para dirigir, para poner la cámara, para fragmentar el espacio, etc., pero el guión es tan disparatado que el buen hombre se concentra más en mantener este tono cómico y demencial a flote para que no terminemos perdiendo la cabeza.
Entretiene, sí, pero es un despropósito sin pies ni cabeza, para qué engañarnos. Ahora, a otra cosa mariposa. A rapear:
♩🎵El rey de las sombras chinescas-ah-ah-ah, el rey de las sombras chinescas-cas-cas-cas🎵♩
...yo no entendí la película, ¿los policías sabían que Asuntos Internos les tendía una trampa?...