Carlos García, el concejal popular de Elorrio es el verdadero héroe vasco, enfrentándose con entereza a una mayoría radical vergonzante y cobarde, la misma que votó a Bildu para que manifestase como busca la democracia y la legalización de todas las formaciones, empezando, claro está, por Sortu, que había sido ilegalizada por el Supremo.
La democracia bien entendida, empieza por uno mismo, y por eso no critica los abucheos, insultos y amenazas a Carlos García; consiente que sus rebaños, no tienen otro nombre, abucheen el recuerdo de las víctimas del terrorismo, pero demuestra una sensibilidad exquisita si la comprometida es la memoria de los terroristas, gudaris vascos por el extraño mérito de haber descerrajado un tiro en la nuca a un vecino, un policía o un político popular vasco. La democracia, según Bildu, consiste en atentar contra la base del sistema que les permitió, en democracia, ocupar los puestos que ocupan, y mientras la injusta ley D’Hont siga vigente en nuestro país, asesinarán por la interferencia del opresor estado español en los asuntos vascos, mientras sostendrán parlamentarios en Madrid para gobernar al resto de ciudadanos, todo ello mientras los mil millones de euros que saldrán del bolsillo del contribuyente, permiten la reestructuración de unos radicales que morían ahogados en la orilla de la presión policial y judicial. No está mal recordar que esta situación tiene nombre y apellidos, tiene un responsable que intrigó en la sombra, que alimentó el Estado de Derecho con una mano mientras removía las cloacas con otra; que engañó a populares y correligionarios dignos, incapaces de digerir tanta miseria, y que ahora, pretende ser llamado simplemente, Alfredo: El señor Pérez Rubalcaba.
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