Desde luego, no es de extrañar lo de Bildu. El Tribunal Supremo ha vuelto a jugar a la política. No importa el cómo ni el porqué. Hay que seguir las consignas.
Ya sé que hay que respetar las decisiones judiciales. ¡Faltaría más! Pero eso no significa que queden exentas de crítica y que, desde que empezó esta película, la cosa no esté clara. Montesquieu está en excedencia. Aquí solo hay un poder, el de los dos grandes partidos, empeñados contra viento y marea en que una parte del electorado vasco se quede sin referente.
Y podemos dar todas las excusas que queramos, pero la consigna era que el mundo abertzale quedara fuera de las elecciones, en cualquier circunstancia. Para redimirse tenían que cumplir la penitencia: una cuarentena. Total, se juegan mucho. Sin Bildu en el mercado, entre un 10 y un 15% de los vascos se va a quedar sin comprar. Y eso quiere decir que la mercancía irá a los demás partidos.
Con la ley en la mano, así lo han dicho muchos juristas, esa “maravillosa ley de partidos” no puede invalidar una coalición. Podría, si se da, anular candidaturas individuales además de las de partidos, pero no las coaliciones.
Es de gravedad extrema también, que ilegalizando esta coalición “maldita” se esté impidiendo que partidos que, desde siempre, han demostrado ser “validos” para esta democracia, ahora se les esté privando entrar en el juego. Partidos de la historia e importancia de Eusko Alkartasuna. ¿Nadie recuerda a Carlos Garaicoechea? Fue Lehendakari de Euskadi. Hoy a su partido le prohíben acudir a las elecciones.
Pero no pasa nada. Todos contentos. PP y PSOE dándose besos. Las razones de los jueces, ¡oh, casualidad! coinciden totalmente con la de los dos partidos mayoritarios.
Y es que parece una película de miedo. Dicen que los batasunos han contaminado todo, a EA, a Alternatiba y al “sursum corda”. Hay que apartarlos como sea.
Mientras que el paro llega casi a los cinco millones, hay que distraer al personal y recordarles quienes son los malos de la película y hacerles olvidar sus penurias.
Así, se construye la paz. ¡Si señor! Moldeando leyes, imponiendo criterios políticos a judiciales, para impedir que una parte importante del País Vasco no pueda votar lo que quiere. Y todo eso cuando han renunciado expresamente a la violencia, incluida a la de ETA.
Si tenía algo bueno nuestra democracia era la posibilidad que se daba a las personas de reinsertarse en la sociedad. Hoy se lo han vuelto a cargar.
Queda el recurso al Tribunal Constitucional, que ya está siendo presionado por los dos grandes partidos. Y luego, una elecciones parciales, propias de una democracia amputada.
Salud y República