Revista Sociedad

Bildu y el cuarto poder

Publicado el 07 mayo 2011 por Abel Ros

La presencia de “Bildu” en la recién iniciada campaña electoral ha caído como un jarro de agua fría en los pronósticos aritméticos de la bancada popular.
La pluralidad ideológica defendida por la Carta Magna,  la falta de hechos probados fundamentados en correlaciones empíricas de Bildu igual a terrorismo;  así como, la ausencia de analogía probada con otras fuerzas históricamente ilegalizadas,  han sido los argumentos esgrimidos por el “guardian constitucional” para otorgar a las “siglas cuestionadas” su concurrencia en las próximas urnas.

El titular publicado por el diario ABC de Galicia: “Bildu: una indignidad consitucional“ nos hace reflexionar sobre las tesis defendidas por determinadas líneas editoriales de corte conservador, defensoras del “prejuicio” y la “sospecha” como argumentación  jurídica válida para una aplicación e interpretación eficaz del derecho constitucional.

La afirmación demagógica  del diario ABC “ Bildu se une a la lista de coaliciones ligadas a ETA que acceden a las urnas: HB, Herri Batasuna, Euskal Herritarrok, ANV” y la portada de la Gaceta El PSOE lleva a ETA a las urnas“, evidencia la falta de rigor en la deontología profesinal de redacciones parciales al servicio del clientelismo político.

Las declaraciones de la Señora Aguirre: “ETA  estará en las instituciones porque así lo han querido los socialistas” muestran la falta de respeto sobre las instituciones judiciales en pro del beneficio electoralista del momento.
Las actitud hostil del Partido Popular ante la presencia de ”partidos nacionalistas presuntamente limpios y democráticos” en la trinchera electoral;  nos recuerda el rédito electoral que, en su día, les propició el famoso recurso de inconstitucional sobre el  ”Estatut Català” ante el “ahora criticado y cuestionado”; Tribunal Constitucional.

Con la presencia de Bildu en el “rin electoral”  y la politización intencionada e interesada del fallo judicial por las élites mediáticas  y políticas conservadoras; la recién campaña electoral está siendo el preámbulo de unos próximos comicios nacionales, en perjuicio de un discurso democrático local y centrado en los problemas que afectan a los ciudadanos en sus municipios y comunidades.
Al margen del ruido jurídico y mediático de las siglas Bildu, la nueva fuerza política deberá abandonar el discurso victimista, tan criticado por las corrientes progresistas, y exponer ante la soberanía popular, las líneas de su programa electoral para poder ser analizado en perspectiva comparada con las demás ofertas políticas.

La omnipresencia del señor Rajoy en la campaña electoral servirá para eclipsar los discursos locales en pro de la crítica nacional. La corrupción enquistada em la Comunidad Valenciana  por los escándalos del caso Gürtel, así como el endeudamiento histórico de la Región de Murcia, gestionada por el popular Valcárcel, debería hacer reflexionar a la población sobre la ponderación parcial de los  resultados programados.


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