La vuelta de Bill Callahan se está destilando a cuenta gotas y de momento con tres canciones escuchadas, y esperando impacientemente el resto, la primera impresión evidente es que la oscuridad de un título apocalíptico como la de este trabajo, deja completamente aparcada la etapa romántica de sus dos trabajos anteriores, sin contar el directo del año pasado, y se puede constatar una vuelta a las ropas de Smog, pero con un sonido de momento mucho más contundente amplificado por la grabación en directo en el estudio, que aporta una crudeza en lo musical apabuyante. El apocalipsis puede ser encarnado en un cuidador de bueyes en "Drover" y empezando el disco con "The real people went away/ i find a better world someday", donde el violín marca el acento rural como en "A River Ain't Too Much Love" unido a la crudeza de "Rain On Lens" y estableciendo otras coordenadas, me recuerda a un inicio tan abrumador como "Avalanche" de Leonard Cohen de su "Songs of Love & Hate". La aparente calma folk del inicio de "Baby's Breath" con aires parecidos a "The Well", queda completamente atropellada por un crescendo y que la ensombrece y aparecen nieblas propias de Mark Lanegan. "America!", sigue con el aliento de Lou Reed que caracterizaba buena parte de "Supper", con el agijón envenado, y de momento deja a esta pequeña reflexión del disco de Callahan en construcción.
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