Sorprendido en plena calle y perseguido por las cámaras, Billy el Niño, número dos de la brigada político social y uno de los ex agentes franquistas sobre los que la justicia, en el marco de la llamada 'querella argentina', dictó una orden de captura internacional por crímenes de lesa humanidad, no podía comprender cómo le habían sorprendido in fraganti. Ninguna televisión le había grabado hasta el momento su rostro. (La Audiencia Nacional rechazó, en abril de 2014, su extradición, fallando que el delito de torturas había prescrito hacía treinta años). Y, en 1977, el entonces ministro de Gobernación (Interior), Rodolfo Martín Villa, le había concedió la Medalla al Mérito Policial con distintivo blanco. Pero ningún entrevistador había conseguido contactar con él y, menos aún, preguntarle algo. Ni siquiera la jueza argentina, María Servini. Así que Billy el Niño aceleró sus pasos hasta encontrar un taxi y desparecer.
“Su especial crueldad y violencia con la que torturaba durante el franquismo –relata Jesús Rodríguez Barrio, una de sus víctimas– le habían convertido en un sádico que disfrutaba con lo que hacía. Sabíamos dónde estaban y qué vida llevaban dos de los presuntos torturadores más violentos del franquismo: 'Billy el Niño' y 'Muñecas'. Llevaban 30 años intentando ocultar su identidad, pero las víctimas de su sadismo no le perdonaban. Y mientras la justicia argentina le reclamaba, él vivía en un buen barrio de Madrid ajeno a su orden de ‘busca y captura’ ”. La vida le ha tratado bien. Sus vecinos le definen como alguien agradable, educado y muy elegante. Su familia también ha tenido éxito, con una de sus hijas, farmacéutica, y la otra, jueza. La semana pasada cumplía 69 años….Pero quienes cayeron en sus manos, todavía recuerdan sus golpes. 'Muñecas', además de torturar, participó en el fallido golpe de Estado. Pasó por la cárcel y, cuando salió, se dedicó a dar clases de hípica. Ahora, como 'Billy el Niño', vive en un buen barrio, viste con elegancia y niega su pasado.
Mientras la Justicia universal y las víctimas piden que se cierren las heridas, ellos y otros torturadores franquistas siguen con sus vidas como si no hubiera pasado nada. Y hasta es posible que, en las elecciones, voten al PP o a otro partido afín.