Revista Salud y Bienestar
La investigación llevada a cabo por el Instituto BioCruces en el campo de la enfermedad celíaca está dando sus frutos. Los científicos del centro vizcaíno han logrado detectar más de 1.500 genes alterados por la intolerancia al gluten de los pacientes celíacos. Este proyecto, liderado por el responsable del Laboratorio de Inmunogenética del Instituto, el Dr. José Ramón Bilbao, junto con Leticia Plaza y Nora Fernández, y cuyo responsable clínico es el Dr. Juan Carlos Vitoria, tiene como objetivo reducir los efectos tóxicos del gluten en los celíacos, modulando la intensidad de la respuesta inflamatoria en el intestino, de forma que los síntomas asociados a la ingesta de gluten se reduzcan.
“Se trata de hallar una terapia complementaria que pudiera estar a disposición de las personas celíacas para casos de ingesta excepcional de gluten (accidental o voluntaria)”, explica el Dr. Bilbao. Para ello, los científicos partieron de la base de que “deben existir muchos genes que se alteran por la exposición al gluten, y abordamos su identificación al inicio de este proyecto”.
Utilizando microarrays de expresión, analizaron todos los genes del genoma para detectar los cambios en su función que se producían por efecto del gluten, comparando biopsias de pacientes celiacos que se tomaban al diagnóstico, con las que se tomaban tras dos años de dieta libre de gluten. “Así, identificamos más de 1.500 genes alterados, que pudimos agrupar en procesos biológicos más complejos (crecimiento y muerte celular, comunicación entre células, etc.) potencialmente relevantes para el desarrollo de la enfermedad”, apunta Bilbao.
En una de estas rutas biológicas, el equipo de BioCruces ha logrado identificar, además, un gen cuya modulación es capaz de devolver a la normalidad la función de la ruta biológica. Actualmente, el grupo se encuentra haciendo un estudio más exhaustivo de la totalidad de la ruta biológica alterada y de sus consecuencias, comprobando los efectos de modulación en exposiciones a diferentes cantidades y tiempos de incubación del gluten. Para ello, realizan los experimentos con los restos sobrantes de biopsias de personas celiacas y también con cultivos de modelos celulares de intestino delgado.
“Podríamos decir que una vez comprobado el concepto, estamos analizando la magnitud del efecto de la modulación de esa ruta biológica en el control de procesos como inflamación y lesión celular”, remarca el líder de la investigación, que añade que “es un proceso lento”. De hecho, los expertos de BioCruces no esperan poder probar terapias en animales hasta dentro de dos años, para posteriormente empezar a probar ensayos en personas.
“Se trata de hallar una terapia complementaria que pudiera estar a disposición de las personas celíacas para casos de ingesta excepcional de gluten (accidental o voluntaria)”, explica el Dr. Bilbao. Para ello, los científicos partieron de la base de que “deben existir muchos genes que se alteran por la exposición al gluten, y abordamos su identificación al inicio de este proyecto”.
Utilizando microarrays de expresión, analizaron todos los genes del genoma para detectar los cambios en su función que se producían por efecto del gluten, comparando biopsias de pacientes celiacos que se tomaban al diagnóstico, con las que se tomaban tras dos años de dieta libre de gluten. “Así, identificamos más de 1.500 genes alterados, que pudimos agrupar en procesos biológicos más complejos (crecimiento y muerte celular, comunicación entre células, etc.) potencialmente relevantes para el desarrollo de la enfermedad”, apunta Bilbao.
En una de estas rutas biológicas, el equipo de BioCruces ha logrado identificar, además, un gen cuya modulación es capaz de devolver a la normalidad la función de la ruta biológica. Actualmente, el grupo se encuentra haciendo un estudio más exhaustivo de la totalidad de la ruta biológica alterada y de sus consecuencias, comprobando los efectos de modulación en exposiciones a diferentes cantidades y tiempos de incubación del gluten. Para ello, realizan los experimentos con los restos sobrantes de biopsias de personas celiacas y también con cultivos de modelos celulares de intestino delgado.
“Podríamos decir que una vez comprobado el concepto, estamos analizando la magnitud del efecto de la modulación de esa ruta biológica en el control de procesos como inflamación y lesión celular”, remarca el líder de la investigación, que añade que “es un proceso lento”. De hecho, los expertos de BioCruces no esperan poder probar terapias en animales hasta dentro de dos años, para posteriormente empezar a probar ensayos en personas.
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