Como todo en este país, el bipartidismo del que hemos “disfrutado” durante décadas es extremadamente peculiar.
Se trata de un bipartidismo que no solo significa alternancia en las labores de gobierno, sino también, y con mucha frecuencia, reparto de papeles, algo así como el bueno y el malo, aunque en este caso debería referirme al malo y al un poco menos malo. El PP es el que ejecuta la mayoría de las barbaridades mientras el PSOE hace de colaborador y cómplice silencioso, a base de no hacer nada, y en vez de actuar como oposición calla y otorga. El mejor ejemplo de este reparto de papeles fue el recurso del PP del 2006 contra el Estatut de Catalunya, presentado por los populares, quienes además fueron los que llevaron a cabo todos los tejemanejes para asegurarse el fallo que querían, mientras en el PSOE, entonces en el gobierno, se limitaron a silbar y mirar al cielo.
Pero Pedro Sanchez ha modificado ligeramente el esquema. El PP sigue llevando la batuta de las barbaridades, pero el PSOE ya no actúa como oposición silenciosa sino que pactan y firman la barbaridad de turno con el PP. Así ha ocurrido con el Pacto entre el gobierno y el PSOE de medidas para luchar contra el terrorismo yihadista, que no es más que otra mentirosa tomadura de pelo del PP, porque el pacto no pone en marcha nada de nada de las más importantes medidas urgentes para combatir a los yihadistas y que se refieren al control de mezquitas y grupos islamistas que en número elevado y creciente se dedican a captar a sus huestes en nuestras propias narices y se refieren casi en exclusiva al momento en que ya es tarde, el futuro yihadista ya ha tomado la decisión e intenta desplazarse a un campo de entrenamiento o regresa de él. Afortunadamente, pacten o no pacten, la policía está llevando a cabo un excelente trabajo sobre los captadores de yihadistas, a pesar de que están dirigidos por el peor Ministro del Interior en muchas décadas.
Por el contrario, el PP, con la firma del PSOE, y aparentando establecer los medios para luchar contra el yihadismo, en realidad ha aprovechado la ocasión para continuar el lento pero seguro regreso al franquismo iniciado, entre otras, por la Ley Mordaza y la reforma del Código Penal, ya que de aplicarse el Pacto entre Rajoy y Sanchez tal como está redactado podrán considerarse como actos de terrorismo las manifestaciones frente al Parlamento, el 9-N, y muchos otros hechos que ni se trata de terrorismo ni mucho menos yihadista. El Acuerdo lo han bautizado como “Acuerdo para afianzar la unidad en defensa de las libertades y en la lucha contra el terrorismo”, pero si no se quiere faltar a la verdad debe leerse “Acuerdo para que parezca que luchamos juntos contra el terrorismo mientras seguimos mandando las libertades a la porra”.
Os adjunto un artículo de Antoni Puigvert publicado en La Vanguardia del miércoles 4, que hace una muy buena descripción de las maneras de los dos componentes de nuestro bipartidismo.