Sin palabras. Así me quedé cuando terminé de ver esta película. Creo que volveré a verla, pues al no saber casi nada de ella no dejó de sorprenderme minuto a minuto. Me gustaría repetir para recrearme y perderme en los detalles. Hacía tiempo que no me encontraba con una propuesta tan audaz, original, surrealista y perfectamente ejecutada en todos sus niveles.Rodada en varios planos secuencia, empleando como localización un teatro (fascinante, oigan), Birdman (o la inesperada virtud de la ignorancia) cuenta la historia de un actor, Riggan Thomson, que, tras hacerse famoso interpretando a un célebre superhéroe, pretende no quedar encasillado y dar un nuevo rumbo a su vida profesional y personal. Para ello, prepara el estreno de una obra teatral en Broadway (la adaptación de "De qué hablamos cuando hablamos de amor", de Raymond Carver). Creo que no debería contar más. Recomiendo verla sabiendo lo justo.
La película se mueve con soltura entre el humor negro, el drama y la sátira sobre el cine comercial, el "renovarse o morir", el miedo al fracaso, a la mediocridad. Destila creatividad en todo su metraje. Las interpretaciones son de sobresaliente en general, destacando a Michael Keaton (menudo "despertar" y regreso por la puerta grande al mundo del cine) y Edward Norton (impecable), ambos nominados a los oscars.De obligado visionado. Sr Keaton, cómprese un traje mono, que entre Eddie Redmayne y usted va a estar la cosa.
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