Revista Cine
Director: Roy William Neill
Oficialmente ha comenzado el verano así como también el tercio final de diciembre (podría decir también que han pasado cuatro sextos, pero es lo mismo que dos tercios... ¡dah!). También es oficial: el callo que tenía en el dedo gordo del pie derecho ha desaparecido del todo, y ahora mi cuerpo está completamente bello y en orden, si bien me faltan muchas jornadas de natación y ejercicios para recuperar la forma (gracias, puta universidad). Me compré unos libros, y el día fue más tranquilo de lo esperado, aunque nunca hay que dejar de lado la cautela. También vi "Black Angel", nada más y nada menos que la última película de Roy William Neill. Son pocas las despedidas fílmicas que se han comentado por acá (en contraposición a las operas primas, que se están acercando peligrosamente a las doscientas). Ésta sería la número dieciséis... prometo que para la cincuenta comentaré algo especial, pero ¿cuándo voy a llegar a ese número?
Lo que más me ha gustado de "Black Angel" es el tenso y sinuoso estilo de sus imágenes, amén de unas composiciones tan audaces como el movimiento de la cámara, lo que no hace sino confirmar la buena mano de su director, un Roy William Neill que también ejerce de productor. Sin embargo, me permito hacer notar ciertas flaquezas concernientes en especial al relato y al desarrollo de sus elementos narratológicos, por momentos irregular y de altibajos. "Black Angel" se centra en el asesinato cometido a una famosa cantante, asesinato rodeado de malentendidos y preguntas sin respuestas que tienen como saldo el arresto de un hombre cuya esposa, que cree ciegamente en su inocencia, comienza a investigar quién podría ser realmente el asesino. Este noble propósito la conduce a entablar amistad con el ex marido de la muerta y con otros indeseables sujetos, y he acá la dicotomía fundamental: ¿cuál es el conflicto de la película y qué tipo de relato es? Por un lado, el asesinato quizás sea una excusa narrativa para que un puñado de personajes íntimamente involucrados ahonden en sus personalidades, como una suerte de drama intimista/coral noir, y por otro lado tenemos la posibilidad de que, lisa y llanamente, "Black Angel" se sustente en la resolución del asesinato. Puede ser una mezcla, claro, nadie dice que el mundo sea en blanco y negro, pero... pero es que ambas directrices no están realmente compenetradas entre sí, por lo demás, cada una por su cuenta carece de la intensidad y complejidad necesaria. Porque, descontando un giro que podríamos llamar "interesante", la trama de "Black Angel" no es nada del otro mundo y su relato, llegado el momento de la verdad, se muestra repentino y algo rebuscado. Además, las motivaciones de los personajes son bastante simples, y esto no estaría mal si es que, dentro de esa simplicidad, el director fuese capaz de escarbar debajo de la superficie y sacar a la luz aspectos más moralmente ambiguos y desafiantes. Como película de asesinatos e investigaciones se deja ver: tiene excelentes escenas y, ya lo dije, un estilo visual atractivo y audaz, sumado a la buena labor de sus actores. Sin embargo (y desde ya lamento utilizar el mismo argumento de manera tan recurrente), me hubiese gustado ver algo más de riesgo por parte del director a la hora de retratar a sus personajes, de imponer un punto de vista del estado de las cosas, del mundo y de la sociedad, de las personas y de los monstruos, del tiempo y del espacio... algo que construyese una atmósfera más palpable e inherente a sus propias características argumentales que el efectivo pero genérico clima narrativo ofrecido. No obstante, el visionado no tiene desperdicio en lo absoluto, e, insisto, June Vincent, Peter Lorre y Broderick Crawford están impecables en sus roles. Dan Duryea es algo más discreto, pero de que es convincente, lo es... Y voy a estar atento a Constance Dowling, nuestra señora Marlowe asesinada...