A Jennifer Herrema le persigue su pasado de la misma manera que el perfume resiste entre las manos de un infiel. Royal Trux es como una de esas resacas que no acaban de desvanecerse nunca, un pasado cercano que se encarama a su propietario y le atosiga allá donde vaya.
En la recta final de los celebrados ochenta, Jennifer Herrema se dedicó al noble arte del copy-paste y se embarcó junto a Neil Michael Hagerty en la aventura de Royal Trux, una banda con fuertes vínculos con Pussy Galore, que bebía del hard rock experimental de los años setenta y que alcanzó el status de grupo de culto.
El último proyecto de Herrema –Black Bananas- ejecuta ese tipo de rock crujiente y abrumador que enganchará con rapidez a los fans de Royal Trux, a la vez que añade esa pizca funk que lo hace ideal para fundirse bajo una luz roja. Desde el opener It’s Cool hasta el final, Rad Times Xpress IV, es un ejercicio de trece canciones que se mueven entre el exceso y la lujuria.
La sensación de que más es más -y caprichoso es mejor- es la línea maestra de Rad Times: Acid Song son tres minutos y medio desbordados por guitarras maceradas en una viscosa nube de reverb, filtradas por un molinillo de vocoder mientras la voz de Jennifer Herrema nada en el mismo tipo de lodo, mientras que la vertiente noisy se escabulle en RTX Go-Go y su línea de bajo que emerge del electrofunk más eighties y se acompaña de la robótica guitarra de Brian McKinley.
Do it se adentra en la selva más electro, un festival de sirenas antiaéreas intoxicando un ritmo que avanza a compás industrial sobre un bajo amenazante y Overpass es una arrogante pieza por cuyas venas corre la sangre de Detroit en su vertiente más MC5, teclados de ida y vuelta y saxo lisérgico mientras que TV Trouble no puede dejar de recordar el White Horse de Goldfrapp. Quién dijo miedo
Black Bananas no tienen ningún tipo de reparo en destruir todas aquellas bases sobre las que cimentan su sonido. Incapaces de encorsetarse, el resultado puede ser un tanto indefinido, pero se trata de una confusión donde Black Bananas se encuentran cómodos. El misil que lanzan al oyente cubre necesidades con generosidad: rock, psicodelia, vocoder y synth. Si pones este disco en una fiesta y nadie baila, cambia de amigos.
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