Revista Cine

Black Mirror: White Christmas

Publicado el 21 diciembre 2014 por Jimmy Fdz
Black Mirror: White Christmas
Creador: Charlie BrookerDirector: Carl Tibbetts
   "Black Mirror" es una serie sensación que, como tal, obtiene más elogios de los que en realidad merece. De todas formas, es una apreciable serie aunque adolezca de mucha, mucha irregularidad. Y arrogancia, pretensión, etc. Pero cuando se sobrepone a sus elementos fallidos, entonces podemos decir que obtenemos episodios bastante buenos. El presente, junto a "The entire history of you" y "Be right back", son, sin duda alguna, los mejores. El especial de navidad de "Black Mirror" no tiene nada de navideño, todo lo contrario; y de manera muy bien lograda, es capaz de mostrar convincentemente cómo es la vida en los tiempos en que la tecnología nos invade en cada poro -todavía más-. ¿Todo es perfecto? Nah...
  Dos hombres viven y trabajan en una aislada cabaña ubicada en medio de ningún lugar, ofreciendo a la vista nada más que nieve y más nieve. Uno es un introvertido, el otro todo lo contrario. En navidad, día libre, los dos sujetos se sientan a charlar de una buena vez esperando conocerse mejor y entablar una relación algo más fluida. ¿Cómo comienzan su puesta al día? Con el cómo llegaron al lugar en el que se encuentran actualmente. ¿Una especie de exorcización del pasado? Al menos, un repaso a la historia personal.
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  Si tengo que resumir en pocas líneas qué es lo que más me carga de Charlie Brooker, algo que queda irritablemente exacerbado en sus peores episodios -que son malísimos-, es su incomprensible necesidad de anteponer su manido discurso de cómo la tecnología en vez de ser verdaderamente útil en nuestras vidas acaba dominándolas por sobre la narración en sí misma. "Da lo mismo la historia y cómo se narra mientras el espectador entienda lo que quiero decir", esa parece ser su consigna, como si repetir su punto de vista una y otra vez lo volviera más profundo e inolvidable; al contrario, su vuelve cansino e irritante, y él no queda como el supergenio que se precia de ser.
  Pero no vale la pena ser negativo. No en esta ocasión, pues "White Christmas" me parece uno de los mejores episodios, justamente, porque lo más importante es el relato, la narración; y la "mordaz" crítica social no tiene un lugar preponderante, ni tampoco -dios nos bendiga- el que Brooker nos recuerde que es SU visión. De hecho, no hay tanta crítica como tal sino más bien una descripción de la sociedad futura y la internalización de la tecnología casi como un elemento propio de la naturaleza humana; por lo demás, descripción que habla por sí misma. Por ejemplo, las personas tienen una especie de cámara en los ojos que funciona además como una red social, incluso siendo capaz de bloquear de tu vida -tal cual- a quien tú quieras: alguien te enoja, lo bloqueas, y su figura no es más que una sombra sin voz: adiós a tus problemas. Con que eso quede en un nivel subyacente es más que suficiente para que uno entienda el asunto; en primera línea, los elementos -la ambientación, los avances tecnológicos, los personajes y sus historias- funcionan sólo en pos del relato y del relato solamente. No verán giros o acontecimientos o diálogos cuya función sea "demostrar esa crítica". El relato se va construyendo solito y de manera muy bien lograda: John Hamn cuenta su historia, el otro tipo cuenta su historia, y poco a poco todo va adquiriendo sentido y tomando forma. Nada que objetar en lo formal ni tampoco en el mensaje, apropiadamente tratado e incluido. El episodio es entretenido, interesante, y tiene una resolución llamativa; y aunque algo rocambolesca, tiene bastante sentido justamente porque el relato está bien construido desde sus cimientos.
  Eso sí, no puedo apreciar demasiado este episodio incluso cuando está tan bien planteado, construido y dirigido. El principal motivo es que nunca me dejará de parecer que "Black Mirror" es un simple ejercicio mediático concebido por Brooker con la sola intención de incrementar su ego y su fama, solamente para demostrarse a sí mismo lo "genial" que es y mirarse al espejo con una sonrisa autocomplaciente al final del día. Aunque algunas sean profundas, sensibles, complejas, sus historias nunca me parecen -ni parecerán- reflexiones honestas ni valiosas. Segundo, tampoco es un gran creador, lo cual queda indudablemente demostrado en este episodio, que no es más que un vil reciclaje de ideas previas ordenadas de manera algo original: el concepto está casi calcado al de "The entire history of you" -el único episodio no escrito por él... y el mejor por eso mismo-, vemos reminicencias de "Be right back", ideas y mecanismos de "White Bear", algo de "National anthem", y es probable que también hayan cosas de los episodios restantes -y no hablo de banalidades como que de repente aparezca un nick que dice "I AM WALDO"-. Es decir, lo suyo, nuevamente, no es una iluminación mental y espiritual que materialice en un guión que comparte con el resto de los mortales, demasiado embobados en nuestras pantallitas como para darnos cuenta de nuestra esclavitud tecnológica -al menos yo me salvo: con suerte tengo un computador de hace mil años que sólo uso para descargar/ver/comentar películas-. Lo suyo es chiripa: a veces escribe buenos episodios, a veces escribe basuras. Ahora tuvo (tuvimos, más importante) suerte.
  ¿Y cuál es el mensaje subyacente? Que, en el fondo, la avanzada tecnología es un castigo, un precio a pagar en carne. Nada que no se haya visto antes, aunque al menos "White Christmas" es una interesante historia narrada de manera correcta y muy efectiva. Sin duda la disfrutarán, especialmente si son fanáticos de "Black Mirror" o Charlie Brooker, o ambos. ¿Y la aparición de Oona Chaplin? Puro humo.
  Mi único consejo es que no se dejen deslumbrar tan fácilmente.
Black Mirror: White Christmas

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