Black Panther no deja de ser la clásica y archiconocida epopeya del héroe, reimaginada en un contexto de fusión entre el estilo y los colores del folclore africano y el mito de la Atlántida.
Un prólogo introductorio asienta la premisa del elemento fantástico, tal y como hemos visto ya en prácticamente todas las peliculas de Marvel que arrancan una nueva historia. Un despliegue de efectos especiales e imaginación que normalizan la magia contenida en el mundo real.
¿La novedad? Sólo la forma, no el contenido.
Hay que sentir los colores
Desde la oculta y maravillosa ciudad de Wakanda, alimentada por la energía violácea del vibranium, hasta un rincón corriente de Oakland, en Estados Unidos, Black Panther construye un nuevo ícono catártico de marcada identidad. Lo que viene sinedo un superhéroe de los clásicos.
De los que aspiran no sólo a repartir mandanga sino a inspirar conductas morales elevadas, a nivel personal, familiar, comunitario e internacional.
El príncipe T'Challa ( Chadwick Boseman) quiere ser lo mismo que Spiderman al estudiante medio de instituto o el Capitán América al patriota americano: una figura ejemplar que enmarca valores e ideales concretos, tales como el respeto a la tradición, la justicia del líder, el honor y el calor de la familia, o la capacidad de juzgar el medio con independencia del fin, a través del dilema aislamiento y protección versus revelación y riesgo.
El vibranium te da naves y trajes superpotentes, pero el swag... eso se tiene o no se tiene
Black Panther desarrolla una estructura nada arriesgada, clónica de cualquier cinta homóloga, en que los objetivos de cada secuencia son tan fáciles de identificar como lo es predecir qué pieza del puzzle toca que vaya después. No hay demasiado lugar a la sorpresa, porque la mayoría de los giros argumentales, los secretos de los personajes, los ases en la manga o los vaivenes de las reglas de la magia se rigen por la normativa de lo frecuente y por la fortuna de ese azar tan pertinente que pone todo en su sitio.
La evidente intención de combinar la ciencia ficción con la cultura tribal perpetúa la estética marveliana en cuanto a alta fantasía se refiere, que ya vimos por última vez en Thor: Ragnarok. Lo que aquí es tradición africana allí era mitología nórdica. Y si bien resulta enriquecedor e interesante a nivel visual, quizá haya momentos en los que la mezcla flojea, ya sea por acercarse demasiado al estereotipo o porque algunos personajes carezcan de cierta intensidad.
Fuente de energía increíble equivale a cachivaches molones
Además,la constante necesidad de subrayar el folclore musicalmente, mediante temas redundantes y demasiado insistentes, resulta excesivamente explícito y no recoge, a juicio de este amante de los ritmos y sonidos africanos, la fuerza y la belleza de dichos elementos. Ludwig Göransson no consigue, a mi entender, capturar el espíritu del continente sino caricaturizarlo.
Por otra parte, dos villanos muy bien dibujados y encarnados por Michael B. Jordan y Andy Serkis con intereses marcados y complementarios destacan en interés frente a un grupo protagonista que adolece de cierta impotencia, impuesta por el propio guión.
La venganza con tintes histórico-raciales y la simple y cruda codicia
Lo más interesante son los dos extremos: la realidad común de los personajes más humanos y menos poderosos -con sus relaciones fraternales, inquietudes e intenciones a ras de calle- y el imaginario onírico relacionado con el vibranium y sus conexiones místicas. Lo primero representado, entre otros, en los personajes de Lupita Nyong'o -la determinada Nakia, guerrera del comando e inspiración massai Dora Milaje y proveedora de tensión afectiva- y Letitia Wright - Shuri, hermana vacilona y desafiante del príncipe-. Lo segundo más propio de los genios de la Industrial Light & Magic.
Salpicada con algunas bromas de internet que etenderás si estás familiarizado con la cultura de los memes y los vines, la película divierte y entretiene justo como se espera de ella, ofrece suficiente contenido argumental como para desplegar varias tramas distintas que se entrelazan bien y con agilidad y el elemento acción es... bueno, qué decir. Es Marvel.
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