Revista Cine
Hay algunos directores que, sin ser muy prolíficos ni haber rodado auténticas obras maestras, siempre tienen la etiqueta de “a tener en cuenta” porque con sus trabajos acaban convenciendo a crítica y público. Uno de ellos es Michael Mann, quien gracias a títulos como Heato Collateral ha conseguido convertirse en un director de referencia para muchos cinéfilos. Ahora, tras un parón de más de cinco años, vuelve al cine con Blackhat, Amenaza en la Sombra.
Un grupo de agentes chinos y estadounidenses tienen que trabajar juntos para dar con un peligroso hacker que está poniendo en riesgo la seguridad del planeta. A ellos se unirá Nick Hathaway (Chris Hemsworth) un ciberdelincuente convicto que es el único capaz de neutralizar la amenaza que representa ese misterioso hacker.
Blackhat nos la han presentado como un thriller cibernético pero lo que nadie nos ha dicho es que es un tostón supremo. Y, de verdad, lo digo como lo siento porque es que hacía mucho tiempo que no me aburría tanto con una película. Y me duele ser tan dura ya que, os lo prometo, tenía bastantes esperanzas puestas en esta cinta porque Michael Mann es un director de estilo elegante y cuidado que siempre me ha interesado pero, en esta ocasión, me ha decepcionado de una manera que no me esperaba.
Si tuviera que empezar por algún lado diré que es una película que se hace eterna porque destila desgana por todos sus poros. Me ha resultado vacía, carente de emoción y totalmente plana y lo que es peor, no me he enterado de nada. Y no es que no me haya enterado de la trama porque no la haya entendido es que, lo que nos enseñan, no tiene ningún sentido. Llevo desde el sábado (cuando la vi) dándole vueltas a la historia, repasándola mentalmente para comprender el curso de los acontecimientos que nos llevan al enfrentamiento final y sigo sin tener respuesta para los principales enigmas que suelen surgir cuando vemos una película protagonizada por un terrorista que amenaza el orden mundial: qué quiere y qué le ha llevado a hacerlo. Evidentemente, no hace falta que os diga que no es necesario recurrir a la típica escena de peli de James Bond en el que el malo maloso se recrea con la grandeza de su plan justo antes de que el bueno se lo cargue pero que menos que una explicación. Más que nada porque el hecho de salir del cine sin ni siquiera saber ese dato lo único que ha provocado es acentuar la sensación de que he visto una película carente de sentido.
Y luego están los personajes. Teniendo en cuenta la ausencia casi absoluta de emoción que reina en la película ya os podéis imaginar que los personajes apenas destacan. En realidad, más que personajes podríamos llamarlos “esbozos de” porque son pinceladas de personalidades sin ningún tipo de recorrido. En ningún momento llegamos a conocerlos y por tanto, no podemos apreciarlos hasta el punto de que sentimos exactamente lo mismo (es decir, nada) por los buenos que por los malos. Lo que está claro es que culpa de los actores, no es, ya que ellos y ellas no pueden hacer más de lo que hacen teniendo en cuenta las limitaciones de sus personajes. Y esto me fastidia especialmente en el caso de Viola Davis, una actriz que siempre destaca por su fuerza pero que, en esta ocasión, parece una flor totalmente mustia.
Pensaréis que ya he acabado de despotricar pero no, queridos míos, hay más. Resulta que, además de aburrida, esta película tiene unos momentos tan sonrojantes que parecen dignos de la serie B más casposa. Sin entrar en muchos detalles por no soltar spoilers, os diré que hay una escena en la que los malos se pasean por un lugar atestado de gente con metralletas en la mano y a nadie parece extrañarle. Es más, empiezan los tiros y, ni aun así, hay las escenas de pánico que habría en una situación de esas características. No soy una persona que le exija credibilidad y fiabilidad a una película porque es eso, una película, pero lo que no puedo es comulgar con ruedas de molino y a una película “seria” le pido coherencia, algo de lo que Blackhatcarece.
Creo que sobra decir que no os recomiendo ver esta película. Me parece una auténtica pérdida de tiempo (y de dinero) porque no funciona a ningún nivel. Es aburrida, es incoherente, resulta totalmente vacía y no aporta nada, ni al género ni al cine en general. Totalmente prescindible.