Blackwater. El auge del ejército mercenario
más poderoso del mundo. Ed. Paidós
Personal de Blackwater en Bagdad
Fotografía: jamesdale10 - Fuente
En su investigación, Scahill desarrolla una documentada y amplia narración que trata de ahondar en todos los componentes que constituyen el complejo entramado de Blackwater, una de las empresas más poderosas de los EE.UU. post – 11S. Así, desarrolla las implicaciones ideológicas de su fundador y principal mentor, Eric Prince, industrial vinculado a las fuerzas especiales de la marina estadounidense (los famosos SEAL), hombre de fuertes convicciones ultraderechistas y radicalmente católicas, lo que Scahill denomina “teoconservadores”, que con su fortuna y su influencia social, política y mediática fue uno de los principales impulsores de la llamada Revolución Republicana de 1994. Pero igualmente muestra los lazos que desde la empresa se trazan en los complicados vericuetos que dominan la política en torno a la Casa Blanca asegurando los sustanciosos contratos para la compañía generándole desde el año 2000 unos beneficios que el Congreso de EE.UU. cifra en un ocho mil por cien, como aseguraba el propio autor en una entrevista concedida aÓscar Abou – Kasem para el diario Público el 5 de mayo de 2008.
Operaciones militares en Faluya (Irak) en 2004
Fotografía: US Army - Fuente
Según recogía Lourdes Heredia para BBC Mundo (en fecha de 2 de octubre de 2007), Blackwater “se ha visto involucrada en 195 incidentes con armas desde 2005” y de ellos, en un ochenta por ciento de los casos fueron los “empleados los primeros en disparar”. Sin embargo, es necesario tener en cuenta, como bien se repite en el libro, que la compañía actúa fuera de cualquier legislación civil o militar que pueda poner en tela de juicio sus métodos. Y por encima de cuestiones morales o, simplemente, judiciales, los responsables de Blackwater y sus hombres de confianza en los enrevesados círculos de la política de EE.UU. tienen en mayor consideración la beneficiosa apertura de un nuevo y lucrativo mercado de negocio que cualquier otra cuestión de orden ético o legal.
Una de las principales amenazas descritas insiste en las consecuencias, después de entrever sus posibles causas, de la llamada “privatización de la guerra”. Desde antes de los atentados contra el World Trade Center de Nueva York ya existían amplios sectores vinculados al Gobierno del país y a elementos de la defensa (ejército, servicios de inteligencia, grupos de presión, industria militar) que abogaban por un rápido proceso de privatización de todos los asuntos derivados de la poderosa maquinaria bélica generada por uno de los países más poderosos del ámbito internacional en cuestión militar. Entre los mentores de esta nueva forma de entender la guerra como un bien a comercializar al mejor postor se encontraban personajes de la talla de Donald Rumsfeld, secretario de Defensa entre 2001 y 2006, o Dick Cheney, vicepresidente de los EE.UU. entre 2001 y 2009.
Equipo de Blackwater en Bagdad en 2007
Fotografía: jamesdale10 - Fuente
Luis Pérez Armiño