Entrada publicada originalmente en la desaparecida web Terror.Team
Hoy vengo a confesarme ante todo el mundo. Lo confieso, me encanta el found footage. No sólo eso, sino que considero que, cuando se utiliza bien, es sin ningún lugar a dudas el formato que más miedo me mete en el cuerpo. No puedo concebir mayor terror que ver en la pantalla a alguien entrando en un lugar tenebroso para encontrar algo macabro, y que ese alguien seas tú en primera persona. Soy consciente de que una gran parte del público aborrece las películas rodadas con cámara en mano, pero como diría Iker Jiménez, tienen algo primigenio que logra conectar con mi subconsciente para generarme escalofríos. Ahora bien, pese a mi predilección por este tipo de cine, y como podréis comprobar en esta review, todo tiene un límite.
Segunda confesión: no he vuelto a ver El proyecto de la bruja de Blair (Eduardo Sanchez y Daniel Myrick, 1999) desde su estreno en España. Sin pararnos a hablar de su pionera campaña de marketing, podría considerarse como la película que realmente dio origen a lo que hoy conocemos por found footage, aunque conviene recordar que hay unas cuantas producciones anteriores que explotaban el formato.
Tercera confesión: pese a que se ha labrado un nombre entre el fandom, personalmente no termino de cogerle el punto a Adam Wingard. Puedo aquí ganarme unos cuantos enemigos, pero Tú eres el siguiente (You're next, 2011) me pareció una chorrada enorme y la encuentro muy sobrevalorada. Su segmento en VHS (2012) no estaba mal aunque tampoco me parece lo mejor de la cinta, y tal vez sea The Guest (2014) la producción de Wingard que más me ha convencido hasta el momento, aunque tampoco me parece ninguna maravilla.
Por tanto, comprenderéis mi mezcla de atracción y miedo (en el mal sentido) a la hora de acercarme a esta Blair Witch. Como ya sabréis, la película está planteada como una continuación directa, 10 años después, de «El proyecto de la bruja de Blair». Pese a ello, Wingard ha firmado un remake inconfeso, ya que repite la estructura de la película original casi punto por punto. La justificación que nos da el guion para enganchar con la primera película se me antoja bastante ridícula, ya que la idea de que una persona desaparecida en el bosque hace 10 años siga allí resulta casi irrisoria. Y es que tengo una teoría: creo que el director ha intentado engañar a todo el mundo, y en realidad ha rodado una parodia disfrazada de película seria. La repetición de esquemas respecto a la película de Sanchez y Myrick abunda en esta teoría, ya que da la sensación de que se intenta volver a contar el mismo chiste introduciendo unas pocas (muy pocas) novedades.
Wingard opta por dotar a su cinta de más acción y un ritmo más elevado, pero el resultado es una sucesión de escenas visualmente confusas que irritarán a más de uno. Poco ayuda la constante introducción de sobresaltos basados en subir el volúmen sin ninguna justificación, resultando una serie de jump scares de los más absurdos que he podido ver (otra vez la teoría de la parodia). Para colmo, la diferencia tecnológica entre esta película y su referente se salda con un torpe desaprovechamiento de los nuevos dispositivos. La utilización que se hace del dron es de vergüenza ajena, obviando totalmente las posibilidades que ofrecía. Con lo cual, tampoco a nivel técnico encontramos nada destacable. En cuestión de maquillaje sí que vamos a tener un incremento en cuanto al gore explícito, aunque se queda en un par de escenas asquerosas pero bien hechas. Lo poco bueno de «Blair Witch» se encuentra en su alargado desenlace, donde se aportan un par de buenas ideas y donde la película alcanza un decente nivel de tensión. Lo malo es que a esas alturas el daño ya está hecho.
Hay gente que dice que en esta nueva versión los personajes actúan con mayor lógica de lo acostumbrado en este tipo de películas. Necesito que me lo razonen, porque yo no lo veo por ningún lado. El comportamiento de la mayoría de personajes tiene poca coherencia, siendo este otro de los clichés en los que cae Wingard, lo cual vuelve a hacerme pensar en la parodia encubierta. De hecho, se pasan toda película llamándose unos a otros como si no hubiera un mañana. Tampoco a nivel actoral vemos ninguna mejora (tampoco se puede pedir demasiado en este tipo de películas), pero hay un par de personajes (los que se agregan a la expedición) que rozan el ridículo.
En conclusión, «Blair Witch» se queda en un innecesario copypaste que no aporta absolutamente nada a no ser que nos la tomemos a coña y realmente le concedamos su auténtica identidad paródica. Me despido con una última confesión: en realidad soy Adam Wingard, y he venido para trollearos a todos.