A estas altura de mi vida ya tengo completamente claro que hablar de libertad y de religiones es algo claramente antagónico.
De nuevo las presiones de la jerarquía católica, aliada con el nuevo gobierno extremeño, han impuesto sus rancios credos al conjunto de personas que han organizado la exposición “camerinos” desde la dirección del Festival de Teatro Clásico de Mérida.
Sus dos codirectoras Blanca Portillo y Xusa Martín han anunciado su marcha de la dirección de dicho festival como consecuencia de la polémica suscitada con una de las fotos de dicha exposición fotográfica realizada por el artista Sergio Parra. Se trata de una imagen del actor Asier Etxeandía realizada minutos antes de salir a escena en una representación de Infierno, una versión del esloveno Tomaz Pandur, sobre La Divina comedia de Dante Allighieri, con la que el Centro Dramático Nacional abrió su temporada escénica en el Teatro María Guerrero hace seis años.
Al parecer los de faldas largas y negras orquestaron un envio masivo de correos electrónicos a las codirectoras del certamen hasta que consiguieron que la foto fuera retirada. Y esta presión según comenta la actriz en una magnífica entrevista que aparece en l edición digital del periódico El País, ha inquietado a los nuevos dirigentes del gobierno autónomo extremeño que a su vez también han ejercido su propia presión en ese tema.
El hecho de que la curia católica se sienta agredida, no es nuevo, porque estos de faldas largas y negras son muy susceptibles con lo suyo pero también son absolutamente intransigentes con otras opiniones o posiciones.
Ahora, y con nuestros impuestos y con el beneplácito de nuestro gobierno del PSOE va a tener lugar la visita del papa de Roma y todo su séquito para las jornadas de la juventud. Dicen que el impacto económico será importante. Es posible. No soy experta y lo desconozco, pero no quiero que se sufrague dicha visita con mis impuestos. Vivo en un país aconfesional. He intentado apostatar hasta en tres ocasiones y no me han dejado. He pedido que me excomulgaran con una lista completa de todo aquello por lo que se puede excomulgar a una persona y no lo han hecho y ahora me imponen una visita del jefe de esta secta que se paga con mis impuestos y además exigen que se retire una preciosa foto artística de una exposición que nada tiene que ver con ellos. Estoy, de nuevo muy irritada. Pero mucho, mucho.
Y lo estoy con ellos, con los de faldas largas y negras. Con los políticos y sus tibiezas a la hora de permitir que estos hagan y deshagan a su antojo sin denunciar el Concordato, ni pararles los pies en temas como la ley de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo, por no exigirles una posición pública y muy clara ante la violencia de género. Por no eliminar los símbolos de la secta de los colegios públicos. Por permitir que eduquen a través de las muy cuantiosas ayudas a los colegios concertados que están en sus manos. Y ahora por permitir que sus posiciones dogmáticas lleven a unas profesionales como Blanca Portillo y Xusa Martín a tener que retirar una foto de una exposición, y como consecuencia de esto dejar la dirección de un festival importante como el de Mérida.
Muy bien. Una vez más lo han conseguido. Han conseguido volver a mezclar lo público con lo privado para, se ese modo implicar a sus dirigentes políticos para hacer valer su posición. O dicho claramente: han utilizado a sus títeres para imponer su voluntad.
Uf!!! Menos mal que en las sociedades modernas la separación Estado-Iglesia está del todo definida y clara, puesto que de lo contrario no imagino cómo podrían ser las cosas!!!
Desde este pequeño espacio quiero transmitirle a Blanca y a Xusa toda mi solidaridad con su trabajo. Felicitarlas por todo el amor que han sido capaces de depositar en este proyecto compartido. Y darles la enhorabuena por su valentía a la hora de exponer los motivos de su marcha y de decir alto y claro desde qué rincones sociales venían las críticas a su gestión.
Las valientes como ellas y muchas otras más no nos escondemos. Ellos, políticos y clérigos si. Esa es una gran diferencia.
Ben cordialment
Teresa