Las manos a la altura del airea dos o tres centímetros del vacíono se mirará nada precisola polvareda que pasael inesperado cortejo de plumasarrancadas al vuelola nubecilla rosada y tontaque ya no esel cierraojos y el ábrelosen la breve opacidadde una luz que no se vey el sueño pies de gomay azules y brillanteslas estrellasrientespárpado sobre párpadolabio contra labiopiel demorada sobre otrallagada y relucientehogueraseso haremos a solas
Revista Literatura
Las manos a la altura del airea dos o tres centímetros del vacíono se mirará nada precisola polvareda que pasael inesperado cortejo de plumasarrancadas al vuelola nubecilla rosada y tontaque ya no esel cierraojos y el ábrelosen la breve opacidadde una luz que no se vey el sueño pies de gomay azules y brillanteslas estrellasrientespárpado sobre párpadolabio contra labiopiel demorada sobre otrallagada y relucientehogueraseso haremos a solas