Revista Cultura y Ocio

Blanco todo alrededor

Publicado el 23 octubre 2010 por Lorena
   Cada vez con una presentación más corta: otro cuento mío, para ustedes.
Blanco todo alrededorBlanco todo alrededor
   Hacía tanto frío que casi no podía respirar. Los dedos de la mano se le volvían azules apenas dejaba de frotarlos. Varias horas atrás había dejado de sentir los pies y luego las piernas.
   Miró a través de la ventana. Un manto blanco interminable se extendía ante él, adornado con los colores del arco iris que se extendían como rayos hacia un cielo descolorido.
   «¿Por qué tuvimos que estrellarnos justo aquí?» pensó Manuel. «Un planeta lleno de verde, y caemos justo en el polo más grande. Ni siquiera tenemos el consuelo de ver aquella vegetación que tanto buscábamos.»
   La radio que tenía consigo había dejado de funcionar poco después que sus piernas, así que no sabía nada más de la situación de los otros.
   «La última vez Juan ya no contestaba» se dijo. «Es una lástima, un muchacho tan joven…»

   No era el único; al ser una nave de aprendizaje, la mayoría de la tripulación eran jóvenes egresados. Alegres partieron en su primer viaje y todavía no comprendían cómo había llegado a ser también el último.
   Manuel apartó la mirada de la ventana, el reflejo estaba dañando sus ojos. Aunque realmente poco importaba. La claridad era tan intensa que dentro de la nave también estaba blanco, blanco todo alrededor. Cayó en un leve sopor y perdió la noción del tiempo. En algunos momentos creyó escuchar voces; en otros, ver luces en torno a él.
   Finalmente, volvió a la vigilia. Afuera, el paisaje se había tornado grisáceo, haciéndose más fácil de observar. Manuel quiso acercarse a la ventana, pero estaba inmóvil y ya no sentía las manos ni la cara, sólo podía ver. Atisbó un movimiento a la izquierda, luego otro a la derecha, después de nuevo a la izquierda.
   «¿Animales?» pensó con esperanza. «No se habían detectado formas de vida en esta área del polo. Nunca creí que llegaría a ver uno real.»
   Intentó entornar los ojos y sintió que algo se desprendía y caía. No quiso saber que era, mejor ni pensarlo. Los movimientos se hicieron más frecuentes y Manual pudo reconocer una manada de animales grandes, peludos… y muy blancos. Los reflejos que emitían se le clavaban en los ojos que ya no podía cerrar.
   «Por favor, no más», pensó. «¿Por qué debía ser todo tan incoloro, tan triste?»
   El vidrio de la ventana se rompió en largos pedazos dejando paso a un aire gélido. Manuel vio un hoyo negro que crecía frente a él. Un pozo sin fondo. Un bienvenido aliento cálido cayó sobre su rostro; y cuando sintió que aquel agujero lo engullía, apartando la inmensa albura que lo rodeaba, sólo fue capaz de emitir un último pensamiento.
   «Gracias», dijo con voz muda. «Gracias por salvarme de esta cruel blancura.»
Cuento anterior......................................................Cuento siguiente
Ver listado de cuentos

Volver a la Portada de Logo Paperblog