Revista Comunicación

Blanco y negro

Por Jalonso

Por Juan Alonso

Juro que hay veces en que pienso arrojar la toalla al circo de los leones.  Caerme desde el piso 30 atropellando pájaros con grito de espanto infinito. Soltando a los ángeles que arrojan mordazas. Todos esos vampiros que muerden cuellos y tajan venas y rompen los ceniceros.

Saberse enteramente libre y disfrutar del sol de este otoño puede ser un buen ensayo hacia adentro. Hay que viajar por los caminos de la inconciencia para pensarse lejos. Porque cuando uno dice amor, ¿qué está diciendo?  Mil noches, mil y una noches al infinito, vocean los serenos del genio de la lámpara. Las horas pasan y el futuro se ríe como un diablo de carnaval. Él nos espera, agazapado ahí para cagarnos bien a patadas en el orto. Ya estoy perdido en el viento huracanado, porque elegí vivir así. Entre el blanco y el negro.

Confieso que hay momentos en que quisiera irme lejos. La nieve me va. Y la  muerte me resulta una puta maldita que vengo a relatar todos los días con la yema de los dedos. Demasiado. Me puse viejo. Llevo parte del bigote blanco.  Y el dolor, ahora, ese dolor me duele más.

Podría dejarle el lienzo y la bandera a los que vienen detrás. Podría ir a cultivar tomates perita o manzanas y frutos rojos a la Patagonia. Podría ser padre de trillizos y hacerme pro mapuche. Asar corderos a la estaca y pescar truchas con mosca. Viajar a Islanda sin pagar las deudas y casarme de nuevo. Volver a Villa Luro a la casa de Mafú y cocinarme a caballo blanco. Pero no.

Mañana, hoy mismo, voy a regresar a tu vera a decirte que te quiero. Pero lo haré sin ninguna palabra. Con todo esto.

leyendadeltiempo.wordpress.com


Blanco y negro

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