El fallo sobre el ataque a la librería Blanquerna el 11-S, 2013 por parte de cafres fascistas patrióticos es otra buena razón para mandar este país y su franquismo a paseo.
Aparte las penas de cárcel ridículas y que, que yo sepa, no se les obliga a pagar multa alguna, tienen que compensar a la Generalitat de forma conjunta entre todos los acusados con 1.372, 14 Euros (sensacional lo de los céntimos), y al ex-delegado de la Generalitat en Madrid Josep Mª Bosch con la fortuna de 94,20 Euros, aunque sumando ambas fortunas no creo que cubran ni tan solo el coste de las escaparates rotos, sin contar los destrozos en la sala donde se celebraba el acto.
El fallo es muy suave, tanto que no condenan a Sanchez Llibre, a Josep Mª Bosch y a muchos de los catalanistas que acudieron al acto a penas de cárcel, sanciones e indemnizaciones por haberse atrevido a entorpecer la muy encomiable labor de los fascistas patrióticos o al cierre de la librería Blanquerna por incitación a la violencia.
El fallo es una bárbara demostración de franquismo de tal magnitud que en los argumentos de la decisión judicial se llega a afirmar que no hubo ultraje a la bandera catalana porque “solo” la tiraron al suelo pero no la pisaron, cuando en TV se vio a uno de los cafres no solo pisar la bandera, sino fregarse los pies en ella.
Mientras tanto el independentismo bien gracias, encantados todos ellos y agradecidos al resto de España por su estupidez y la continua promoción del secesionismo en Catalunya.
Adjunto un excelente artículo de Antón Costas de La Vanguardia del miércoles 24 que se refiere precisamente a lo que yo califico de estupidez española al encarar el problema catalán, que llega al extremo de no aportar soluciones porque las verdaderas razones del hartazgo catalán no les interesan para nada. El Sr. Costas hace una afirmación con la que estoy totalmente de acuerdo y creo que está en la raíz de la idiotez española en relación con Catalunya: en el resto de España se trata a los nacionalismos vasco y navarro con mucho respeto mientras al nacionalismo catalán siempre se le ha despreciado hasta llegar al insulto, una prueba más de que la catalanofobia no solo existe sino que está muy extendida. ¿Dónde se localiza entonces el germen del independentismo catalán, en Catalunya o en el resto de España?, yo estoy convencido que en el resto de España.
El texto del fallo del caso Blanquerna tenía que haber finalizado con la siguiente frase: ¡¡¡FRANCO, FRANCO, FRANCO!!!, ¡¡¡ARRIBA ESPAÑA!!!. Esto habría sido lo congruente.