Con Lidia, Leila, Arantxa, Elena y Mª Pilar
El plan: Un grupo de amigas, mucho tiempo sin juntarse... La propuesta de Leila era la excusa ideal para reunirse y recordar viejos tiempos. Marruecos, el destino perfecto para desconectar de la rutina y el trabajo diario. El resultado, unos días de ensueño, inolvidables, una experiencia para los 5 sentidos que permanecerá grabada para toda la vida.
Una ruta de 4 días / 3 noches, organizada y guiada por Leila y Moha, brinda la oportunidad de acercar y disfrutar del Marruecos más puro y genuino. ¿Quieres conocer todos los detalles? Acompáñame y vive un maravilloso viaje que tú también puedes realizar. Cada ruta es diferente, cada ruta tiene sus sorpresas, paradas, novedades y aquí te relato mi propia experiencia.
La ruta:Día 1: Llegada a Marrakech
Salida hacia el Alto Atlas atravesando el puerto de Tizi N’Tichka con paradas de vistas panorámicas.
Visita de la cooperativa de Aceite de Argán, donde descubrimos el proceso de realización y explicaron los innumerables beneficios que tiene para el cuerpo humano.
A continuación la ruta sigue hacia Ouarzazate. Considerada la puerta del gran desierto. Cena típica y alojamiento en Riad Bouchedor.
Día 2: Después de un desayuno típico partimos hacia el valle del Draa, donde destaca uno de los ríos más largos de Marruecos.
Paradas para contemplar las encantadoras kasbahs de adobe y aldeas bereberes que salpican la ruta y las maravillas del Valle del Draa.
¿Y si nos vestimos como auténticas bereberes?
Después llega el momento de almorzar en Rissani, en una casa tradicional bereber arropados por la familia y conociendo las costumbres más auténticas.
El té de bienvenida y pastas y dulces típicos caseros dejaron paso a una comida típica Bereber como es la Madfouna o pizza bereber que se prepara en un horno de leña, aunque originariamente se hacía (y todavía se hace en algunos sitios) enterrándola en la arena. Primero calientan la arena con brasas, después tapan la Madfouna en la arena caliente, se dora de un lado y luego le dan la vuelta y se dora por el otro. Una vez cocida se retiran los restos de arena y de cenizas... deliciosa!
Y como despedida nos realizaron un tatuaje de henna que recordará durante varios días la exótica ruta.
Llega uno de los momentos más esperados del viaje: el paseo en una caravana de dromedarios de una hora y media que nos envolvió el en el paisaje silencioso, relajante y evocador de la Gran Duna, de Merzouga, arropados por el bello atardecer del desierto del Sáhara.
Cena en el campamento y noche en una jaima en el corazón del desierto bajo su espectacular cielo, que lamentablemente nos recibió con nubes y no se pudo observar el gran manto estrellado (queda pendiente para otra ocasión). Pero el encanto de la música bereber, hizo que nos sintiéramos inmersas en su cultura tan curiosa.
Día 3: Por la mañana nos despertó el bonito amanecer en las dunas, momento idóneo de capturar impresionantes instantáneas para el recuerdo, que descubren el gran encanto, misterio y magia que esconde el desierto marroquí.
Llega el momento de abandonar el desierto y volver a la civilización, mientras paisajes llenos de misterio nos acompañaban.
Una parada para visitar un mercado típico y comprar especias y tés.
Por el camino paramos a comer un típico cuscús y tajín que nos llenó de fuerza para continuar y...
conocer el pueblo de Ait Ben Haddou, donde pudimos visitar su Kasbah (declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO). En este espectacular marco se han rodado películas de tanto renombre como Gladiator, La Joya del Nilo, Indiana Jones o la serie Game of thrones. 
Llegamos a Marrakech, coches, motos, transporte de todo tipo (coches tirados por burros, caballos..) nos reciben, es la locura de una ciudad en continuo movimiento. 
Nuestro alojamiento, en La Medina, no podía ser más misterioso, unas callejuelas estrechas y oscuras nos llevan a un paraíso, el exotismo y la tranquilidad del Riad Maïalou. 
Tocaba descubrir la noche en Marrakech y la cena en Nomad, restaurante que aúna lo mejor de la cocina moderna marroquí con la comida internacional más exquisita, en una terraza con vistas a la medina.
Día 4: Nos esperaba un exquisito desayuno muy marroquí.
Ya habíamos repuesto energía para, antes de volver a España, cargarnos de recuerdos de nuestro viaje... y el zoco es el lugar ideal para vivir el ambiente de los artesanos en una intensa mañana de compras. Nos internamos en un laberinto de callejuelas en donde descubrir diferentes zonas en las que se concentran todo tipo de artesanos, como plateros, carpinteros, maestros del textil, productos naturales de belleza, vendedores de ropa, y todo alrededor del foco principal, la Plaza Yamaa El Fna.
Y para terminar la apasionante ruta, había que dejarse envolver por los aromas y colores del famoso Jardín Majorelle, diseñado por el artista expatriado francés Jacques Majorelle en 1924, durante el periodo colonial en el cual Marruecos estuvo administrado por Francia. En 1980 fue adquirido por Yves Saint-Laurent y su pareja sentimental Pierre Bergé.
Opinión personal: Si la oportunidad te surge no la dejes escapar. Es la ocasión de poder vivir una experiencia muy exótica. Engánchate a la aventura, engánchate a la vida y disfruta de momentos únicos y llenos de magia. Estas imágenes recogen 4 días de ruta inolvidable, unos días para descubrir el Marruecos más profundo y genuino, aprender tradiciones y empaparse de la cultura marroquí. Anímate y lánzate.
Un plus: Puedes ver más imágenes en el álbum de facebook. Y un vídeo resumen en el siguiente enlace: 
Un cotilleo: Seguro que este viaje ha despertado en ti el instinto aventurero... ¿Ya tienes la excusa para vivir y experimentar en tu propia persona una ruta que no olvidarás, con sorpresas y vivencias únicas? Manda un mail a [email protected] y tendrás toda la información ampliada para rutas de 5 ó 6 días de experiencias mágicas, organizadas y guiadas por Leila y Moha.
Bisous, bisous.
S.
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