Y con este libro parece que llega el final del spin-off Legacy. Así pues, han sido en total cuatro libros que no han acabado siendo lo que la autora planteaba en principio. De ser un spin-off que se podía leer o no para, a la par que se conocen a los reclutas, tener un poco más de los primeros Hermanos que habían quedado algo olvidados (esto sólo se da realmente en el primero, Blood Kiss), los libros se han ido haciendo más trascendentales para la saga a cada lectura. El colmo es este libro en que se nos presenta a Syn, protagonista del siguiente libro de la saga principal, The Sinner. Eso sí, probablemente todo lo que aprendemos de él aquí acabará siendo repetido y ampliado en dicho libro, por lo que no creo que sea una pérdida enorme no leerlo. Argumento
Boone, hijo del distinguido Altamere, intentó convencer a su padre de que no asistiera a la reunión organizada por otros miembros de la glymera pero no hubo forma y, dada su lealtad a Wrath como Rey y a la Hermandad de la que es recluta, no le quedó más opción que informarles del posible conato de traición entre antiguos miembros del Consejo disuelto. A pesar de que sus principios le decían que era lo que debía hacer, en el fondo sentía que iba a ser la sentencia de muerte de su padre... y no se equivocó. Al menos, no en el resultado pero sí en la causa pues en dicha reunión se desató el caos con esas extrañas sombras que habían aparecido en los últimos tiempos matando a miembros de la aristocracia. Por suerte, gracias a su aviso, la Hermandad, que estaba oculta por si escuchaban la formación de un nuevo complot, las pudo detener, pero eso no evitó que murieran tanto Altamere como su segunda esposa.
Los sentimientos de Boone respecto a su padre eran complejos pues nunca habían tenido una buena relación, algo que empeoró drásticamente cuando, un año antes, su prometida Rochelle quiso romper el compromiso con él. Ella le dijo que había otra persona a la que amaba y, sabiendo lo cruel que la glymera habría sido con la vampira, Boone cargó con el peso de la ruptura alegando que ella no le encontraba digno. Esto despertó la furia de su padre y también de su fiel mayordomo, no un doggen como sería lo habitual, sino un vampiro llamado Marquist.
Después del anuncio de su muerte y tras haber sido herido en una pelea con un restrictor le sacan de las calles pero, para que no pierda la cabeza, trabajará con Butch quien tendrá que desempolvar todos sus viejos hábitos de detective de homicidios para investigar la aparición del cadáver de una vampira en el sótano de una discoteca. El descubrimiento lo hizo una tal Helaine que llamó aterrorizada al número para emergencias de la Hermandad. La chica sabe más de lo que dice en esa llamada porque su hermana Isobel había muerto de igual modo ocho meses antes en el mismo lugar y ella estaba allí dispuesta a correr cualquier riesgo con tal de encontrar al asesino.
Esa misma noche, en esa misma discoteca, Syn, miembro de la Pandilla de Bastardos, estuvo allí y tuvo sexo con una vampira ¿la misma que acabó muerta? ¿Fue él?
ReseñaBoone era el recluta del que no se sabía nada. Estaba ahí, se le nombraba a veces... pero ya. De hecho, que perteneciera a la glymera fueron nuevas noticias, al menos para mí, cuando leí en The Savior la parte del aviso al Rey y la Hermandad sobre el complot de los aristócratas en que participaba su padre. Hasta entonces puede que simplemente tuviera asumido que era como Craeg y Axe, que el único recluta masculino de la glymera fuera Peyton.
Siendo el último libro del spin-off, habría esperado más aportaciones de los otros reclutas, quizás algún tipo de cierre al arco que han formado. No sé si no es así porque de algún modo la autora piensa continuarlo pero al no quedar ya reclutas de los que contar su historia, no se me ocurre qué podría hacer ¿Quizás un libro más coral con todos? De momento, ninguno de los libros programados para este 2021 se centra en ellos (ver aquí), así que podemos dar por sentado que es un cierre un poco en falso. La verdad es que en general los reclutas me han gustado bastante y me daría pena que no salieran en más libros.
Pero pasemos de una vez a hablar de este libro. Debo reconocer que buena parte de su inicio me pareció mortalmente aburrido. Por The Savior ya sabíamos lo que pasó con el padre y luego, que recuperara a Butch otra vez para hacer de investigador en algo no muy distinto a lo que pasó en Blood Kiss (pero sin las aportaciones de Marissa) me pareció muy repetitivo. Así, la verdad es que tardé bastante en engancharme, diría que hasta que Boone y Helaine se conocen y, realmente, toda la parte de la investigación queda más en segundo plano.
Tampoco puedo decir que todo lo que sucede a partir de ese momento ya me maravillase. Es un libro flojito porque no hay gran cosa que haga destacar ni a los protagonistas ni a su relación. Boone no es un derroche de carisma y lo mismo se puede decir de Helaine. Sí, tienen buenos momentos, cargan con mucho dolor y forman una pareja, digamos, normal, sin grandes melodramas entre ellos. Atracción inicial, una bonita cita (la parte en que más me gustaron cuando salen a cenar y bailar pegados), sexo, algo de drama forzado para que no sea todo tan ideal y previsible final feliz. Pero todo sin la chispa que esta autora sabía darles. Hasta el sexo es bastante meh. Por no hablar de, como viene siendo habitual, todo parte de un flechazo y se desarrolla en demasiado poco tiempo.
De fondo, aparte del tema del asesino en serie, se toca bastante lo que es la hipocresía de la glymera y cómo es de cruel. No sólo Boone sino también Rochelle sufren bastante por este mundo de lujos pero sin corazón, por cliché que pueda sonar. Él, que por no cumplir las expectativas de su padre es menospreciado de forma muy parecida a lo que ya vimos con Peyton en Blood Fury. Ella por no poder estar con quien ama ni aún cuando gracias a Boone puede romper el compromiso. Pero también está la historia de la madre de sangre de Boone, quien sospecha que no murió de causas naturales y vivía una vida triste. Incluso Altamere me daría pena por no haber podido estar con quien amaba de manera abierta si no fuera porque era un auténtico capullo.
No obstante, a diferencia de la mayoría de libros de la saga, aquí lo mejor está realmente al final. Cuando por fin se descubre quién es el/la asesino/a y qué relación guarda con todos los personajes. Helaine se luce bastante, a decir verdad, y todo acaba teniendo un desenlace que no vi venir, algo quizás un poco humillante porque, sabiendo que no era Syn (obvio, tiene su libro a continuación), sólo faltaban neones brillantes. También es cierto que la motivación para los hechos es MUY floja y te hace como mínimo levantar una ceja. Por no hablar de todo el caso, que una vez sabemos el quién y empezamos a pensar hacia atrás en lo que ha hecho, las cosas van cuadrando menos y menos. Pero, en fin, no estamos en un libro de Agatha Christie.En cuanto a Syn, el sospechosos inicial, de cara a su libro al menos puedo decir que parece un personaje bastante perturbado y perturbador, con ciertos elementos extraños, su imprescindible triste pasado y un problemilla sexual que ya veremos cómo lidia con ello la pareja que conozca en su libro.Debo mencionar ahora una cagada bastante importante. Si en la reseña de The Savior ya comenté que el hilo temporal había dejado de tener sentido hacía muchos libros, aquí J.R. Ward la vuelve a liar. Esta vez ¿se le olvida? que Butch no puede desmaterializarse para trasladarse a grandes distancias como hacen los vampiros puros. Él, como mestizo, tenía ese problema y siempre debía desplazarse en coche. No es un caso de que hubiese aprendido a hacerlo en algún momento y a la autora se le olvidase mencionarlo, no. En una reseña inglesa he leído que la propia autora confirmó en un post de Facebook que era un error (que comete como tres veces, en fin). Entiendo que la saga empezó hace muchos años y pueden darse errores pero no es como si este detalle no hubiese sido mencionado en varios libros.Algo más al respecto de Butch es que me alegra ver que ni la autora ni el personaje mismo se olvidan de José de la Cruz, su amigo y compañero de la policía. Las tornas se dieron al revés en The Thief y sigo esperando que en algún momento ambos se reencuentren.En definitiva, uno de esos libros flojos que ya me estoy empezando a acostumbrar que dé esta saga a diferencia de los primeros. Ahora los memorables son los menos. La pareja protagonista, por separados y juntos, no pasan de un "están bien", el caso hace aguas a la que se descubre quién lo hizo y no hay momentos que te marquen, sólo algunas escenas bonitas, otras de tensión y algún punto divertido. Entretenido, sin más.